Dime con quién andas
VLADIMIR Putin es un abusón. Una infancia dura probablemente es lo que explique ese carácter frío, hermético y calculador. Estos rasgos personales pueden ayudarnos a entender el porqué de lo que está sucediendo en Ucrania, pero de ningún modo lo justifica. Ni tampoco tachar a Zelenski de nazi y de poner en riesgo los derechos de los pro-rusos. Curiosamente, el presidente ucraniano es judío, su primer idioma es el ruso y su abuelo fue soldado del ejército soviético. Y aunque Ucrania dista de ser una democracia plena, Rusia directamente es un régimen autoritario en donde el pluralismo político brilla por su ausencia.
Pero todavía hay mucha gente que se ha puesto de perfil con esta situación. En España tenemos varios ejemplos. Uno de los partidos que sustenta el Gobierno, Podemos, ha matizado (afortunadamente) su posición. Supongo que esto lo harán más por conveniencia que por convicción. Peor ha sido el BNG, quien hizo público un comunicado de su Ejecutiva Nacional en el que exigen “el cese inmediato de los combates en Ucrania”, pero no se sabe muy bien a quién se lo piden, ya que entre las 280 palabras que conforman el texto, ninguna de ellas hace alusión a Rusia. Eso sí, les encanta exigir, pero a la OTAN, para que frene su “ampliación de cara el este europeo”.
Quien ha violado todos los tratados y acuerdos internacionales y, por supuesto, los derechos humanos más fundamentales ha sido Rusia y nadie más. Se tacha a Estados Unidos como imperialista, cuando es el país que se tuvo que enfrentar a, probablemente, la guerra más horrible y espantosa contra su colonia (Inglaterra). En Estados Unidos creen en el comercio global y, evidentemente, quieren tener una posición dominante, pero son anti-imperialistas. Decir lo contrario es ignorar la historia. Justamente es Rusia quien tradicionalmente ha vivido de las colonias. Y ahora pretende desestabilizar un país a través de la fuerza porque anhela su ¿glorioso? pasado. Si no me creen, lean al recientemente fallecido Antonio Escohotado o a Richard Pipes.
Y si todavía tienen dudas, echen un vistazo a los países que se han posicionado a favor de Rusia: Venezuela, Siria, Nicaragua, Cuba o Irán. En otro grupo está la derecha populista (con Trump a la cabeza), quien comparte muchos rasgos ideológicos con la Rusia de Putin, como son el más repugnante de los nacionalismos, el tradicionalismo involucionista y el odio al extranjero. No apoyan la invasión, pero los Zemmour, Salvini y compañía se sienten más cómodos con Putin. Como los describe Ramón González Férriz, son sus tontos útiles.
Está claro que, si varios de los peores villanos del mundo y lo peor de la política nacional e internacional comparten bando, ya solo por no escuchar aquello de “dime con quién andas y te diré quién eres”, me posicionaría en contra. O más bien del lado de las democracias occidentales y a favor de la libertad.