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Dios quiere el bien de los demás

    En este mundo en el que vivimos siempre habrá personas que se preocupan mucho de adorar a Dios y reconocerlo como nuestro Señor, y otras personas que se inclinan más bien a la atención de los hermanos. Diríamos que el ser humano ideal es el que reúne esas dos tendencias. Más todavía, es el que ama a Dios en el hermano, o el que, viendo a Cristo en su semejante, le ayuda todo lo que puede, y es consciente de estárselo haciendo a Jesús.

    La 1ª lectura de esta tarde y de mañana muestra a Elías en el monte Sinaí. Allí se refugió en una gruta. Escuchó entonces la voz de Dios, que le indicaba que iba a pasar. Él se puso a reflexionar sobre en qué accidente de tiempo o de espacio se dejaría sentir. Pasó un viento huracanado, pero en él no estaba Dios, como no estaba tampoco en un terremoto que el profeta percibió, ni en el fuego que se dejó sentir a continuación. En cambio al fin llegó a observar un susurro, y en él estaba el Señor, por lo que el profeta salió a la entrada de la gruta, con el rostro cubierto, en señal de respeto al Señor.

    El Evangelio de San Mateo muestra a Jesús que, mientras sus discípulos se le adelantan a ir en barca, él va al monte, a orar. En ese tiempo ellos tienen que afrontar las dificultades provocadas por el temporal en el lago. Jesús se acerca a ellos, de madrugada, caminando sobre las aguas, y les dice que no teman, que es él. Entonces Pedro, le pide que le mande ir hacia él por el agua, y Jesús asiente. Pedro se siente inseguro, y le ruega a Jesús que le salve. Jesús achaca su hundimiento a la falta de fe, a sus dudas. Jesús detiene el temporal, y todos lo reconocen como Hijo de Dios.

    San Pablo se expande para indicar que siente dolor en el corazón por ver la situación de los judíos, que descienden de Israel, y son queridos por Dios como hijos, que han gozado siempre de la presencia divina, que son hijos de la Alianza que Dios estableció con ellos por medio de Moisés y herederos de las promesas hechas a Abraham..., y que de allí nació como hombre el Mesías e Hijo de Dios. Para sacarlos de esa situación, San Pablo quisiera ser él un proscrito, con tal que ellos encontraran la luz de la fe.

    08 ago 2020 / 00:16
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