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Economía por bloques

    CIERTO, la coyuntura económica no explica convincentemente por qué la Unión Europea está como está: menor crecimiento y más endeudamiento hace que las tensiones se trasladen a los mercados bursátiles, con el consiguiente deterioro de las condiciones financieras, apreciables ya en el incremento de los costes de financiación privados y la apreciación del tipo de cambio efectivo del euro respecto al dólar.

    Todo ello sugiere que la política monetaria que está aplicando el BCE resulta a todas luces insuficiente para calmar a unos mercados con los nervios a flor de piel, y Mario Draghi se verá obligado a introducir modificaciones, en el actual paquete de medidas, que lleven la tranquilidad al parqué. Pero aun así, continuarán sin ser abordadas las cuestiones de fondo que lastran la economía europea y la condenan a lo que la academia denomina como "estancamiento secular" .

    Un estado que la política monetaria no puede arreglar por sí sola, por más que sus gestores porfíen en el intento. Se necesitan otras políticas económicas y un cambio de estrategia a nivel europeo, visto el fracaso al que ha conducido la austeridad compulsiva.

    La Europa del norte no quiere darse por enterada de que la globalización está agotada y siendo sustituida por la formación de grandes bloques regionales, en los que Estados Unidos y China se juegan la hegemonía del comercio mundial. Con las implicaciones geopolíticas y geoestratégicas que ello conlleva. Rivalidad que tiene como escenarios la cuenca del Pacífico y las relaciones tras- atlánticas.

    Es un hecho verificable que los intercambios internacionales de bienes y servicios, así como las inversiones directas, están menguando. Hasta tal punto que, a escala mundial, la elasticidad ingreso de los intercambios respecto al PIB era de dos puntos a finales de la década de los noventa y descendió a uno en la segunda década de 2000. Este frenazo del proceso de globalización se explica, por ejemplo, por los cambios que vienen dándose en la economía china: en 1990 sus productos elaborados exportados incorporaban importaciones en un 60%, porcentaje que hoy no llega a la mitad. Es decir, China ha aumentado su capacidad industrial para producir productos intermedios que antes importaba.

    En este nuevo contexto, la política monetaria poco o nada resuelve. Europa necesita de otras políticas económicas que impulsen la demanda agregada y redistribuyan en favor de una mayor igualdad.

    Periodista

    22 feb 2016 / 22:03
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