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HETERODOXIAS

El liderazgo femenino en Ciudadanos

    CON apenas diez diputados en el Congreso, la cobertura que Ciudadanos recibe en los medios no decrece. Y es que los eventos posderrota, con refundación incluida, están resultando de lo más noticioso al estar en juego la supervivencia de un partido de corte carismático a la figura de quien fuera su líder primigenio.

    Inés Arrimadas, heredera natural, que partió señalando que su prioridad pasaba más por el Gobierno de España que por la estructura del partido, ha debido cambiar el orden de los factores que concitan su atención. La renuencia a analizar las causas de la derrota ha terminado por demostrar dónde radica el problema: en su propia organización. Pese a ello, no solo no parece contrariada con las formas cesaristas de su antecesor sino que las refrenda al anticipar que renunciará a conducirlo si de su próxima Asamblea Extraordinaria emergiera una fórmula distinta.

    La cercanía del 8 de Marzo invita a asociar la posibilidad de que Arrimadas pueda llegar a conducir un partido de expresión nacional con las que fueron algunas de las promesas del liderazgo femenino. Estas pasarían, entre otros elementos, por un estilo más horizontal, empático, inclusivo, cooperativo y con mayor predisposición al cambio. Enarbolado dentro del conjunto de argumentos para avanzar en leyes de cuotas de género a fin de posibilitar la participación política femenina, ha ido perdiendo contundencia. No solo porque se incurre en esencialismo de género al atribuir unas cualidades fijas a las mujeres que, en este caso, se pretenden usar para facilitar el acceso sino porque, si nos fijamos en la política española, su 44 % de parlamentarias y 47,8 % de ministras no ha permitido alejar ni la polarización ni el frentismo.

    Por otro lado, en momentos donde movimientos como #Metoo cabalgan en la cresta de la ola del cuestionamiento al patriarcado, también se instrumentalizan las posiciones que las mujeres pueden alcanzar. No es raro ver, entonces, que Inés Arrimadas prometa preeminencia de mujeres en su equipo al tiempo que abraza un hiperliderazgo cuyo marco conceptual opera a través de una construcción básicamente masculina. Todo ello sin olvidar que, al día de hoy, la "sala de máquinas" de ese partido se mantiene integrada por hombres que -en teoría- han dimitido.

    Como contraste, es por boca de un hombre que se escucha una oferta que, más en clave femenina, busca escuchar e integrar las diferencias. Se trata del rostro de #CsEresTu, Francisco Igea, vicepresidente de la Junta de Castilla y León y su competidor en las elecciones internas.

    Como se ve, la importancia que se le asigne a la democratización partidaria no se relaciona necesariamente con el género al tiempo que es a través de fórmulas más interdependientes, colaborativas y donde sus miembros se sientan cómodos para alzar su voz por donde pasaría, en plena revolución digital, el éxito de cualquier organización. Que los ciudadanos vean la política y los partidos más como problema que como solución tiene mucho que ver con la porfía de ciertos liderazgos en mantener unas formas que operan al margen de dichas tendencias poniendo en juego, con ello, la democraticidad del propio sistema.

    Doctora USC y politóloga del Grupo Colmeiro

    02 mar 2020 / 21:08
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