Educación para la Paz
EL 30 de enero se celebra el Día Escolar de la No Violencia y la Paz. Un buen momento para reflexionar sobre la formación docente en este ámbito.
Resiliencia, educación emocional, autoconcepto o habilidades de comunicación, son algunas de las competencias que trabajamos diariamente en la escuela para que los alumnos aprendan a dar el primer paso en la gestión positiva de los conflictos, estar a gusto consigo mismos.
Una cultura de paz se genera no sólo rechazando la guerra, si no y sobre todo, educando en la tolerancia, la solidaridad, la justicia, la libertad, el diálogo, el cuidado del medio ambiente, y la cooperación. Es una labor común a toda la comunidad educativa y se integra transversalmente en todo el currículo y en todos los espacios del centro.
A nosotros, como docentes, nos toca proporcionar a nuestro alumnado herramientas de resolución de conflictos llevando los derechos humanos, la democracia, la sostenibilidad y el pensamiento crítico a cada una de nuestras áreas de conocimiento.
Se trata de una necesidad urgente a la que debemos responder como colectivo apoyándonos en las muchas y muy buenas experiencias que se han desarrollado a lo largo de estos años, como el Seminario Galego de Educación para A Paz.
Ante esta exigencia, y teniendo en cuenta que la educación es una práctica que requiere una técnica para transmitir competencias humanas muy específicas que permiten mejorar la convivencia y afrontar los conflictos de forma positiva, me pregunto ¿por qué la oferta de formación del profesorado en estrategias de resolución de conflictos, prevención de la violencia en las relaciones de género, habilidades de negociación u otras competencias ligadas a la educación para la paz es tan escasa si la comparamos con otras formaciones como la digital o TIC?
Desde luego, ambas formaciones no son incompatibles y se complementan, pero se necesita un enfoque centrado en la resolución de conflictos para que aprendamos a fortalecer en nuestro alumnado las habilidades necesarias para crear una cultura de paz.
Dicho de otro modo, si una de las funciones primordiales de toda forma de educación es la resolución pacífica de problemas ¿por qué la educación para la paz no es uno de los ejes alrededor de los cuales gira la formación del profesorado?
Formar una ciudadanía, crítica, ética, inclusiva y creativa, capaz de realizar transformaciones sociales positivas precisa de un bagaje metodológico de todo el profesorado. Es necesario que tanto las universidades en sus planes de formación inicial del profesorado como las administraciones educativas en relación con la formación permanente acometan de forma urgente planes de formación que modifiquen esta situación
Quizás las palabras del sociólogo noruego Johan Galtung, animen a las instituciones educativas a crear programas de formación centrados en la promoción de la no violencia que nos proporcionen herramientas para educar por y para la paz:
“No hay en nuestra era un desafío espiritual mayor que la reflexión acerca de la paz. Una de sus metas es la eliminación de la violencia; la otra, la conservación de la dignidad y la integridad. Esperemos que tengamos el valor y la capacidad suficiente para consumar la tarea”.