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El día de la marmota

    EN UNA de las mejores películas de la década de los 90 es Atrapado en el Tiempo de Bill Murray. En el filme, el protagonista vive una y otra vez el día de la marmota, por lo que aprovecha para mejorar muchas de sus habilidades sociales, además de enamorarse de la coprotagonista (Andie MacDowell). Los humanos aprendemos a base de prueba y error, pero como en todo, siempre hay excepciones. Desafortunadamente para nosotros, esa excepción es la economía española. Cabe preguntarse el porqué siempre que viene una crisis económica nos encontramos en el furgón de cola en vez de entre los países más antifrágiles y que superan con mayores facilidades los shocks económicos.

    Las medidas aprobadas por el Gobierno tienen como objetivo aliviar los problemas del corto plazo. Pero cabe preguntarse qué es lo que debemos hacer si no queremos repetir errores como el actual. Toca elevar la mirada a un horizonte temporal mucho más amplio y acometer reformas estructurales. Lo urgente no debe apartarnos de lo realmente importante.

    Primero, conviene presentar un plan de ajuste fiscal creíble y sostenido en el tiempo. Actualmente vivimos en una época de dominancia fiscal dado el elevado nivel de endeudamiento de los países de la Eurozona, entre los que destaca negativamente el nuestro. Pero esto no será siempre así. Si no queremos renunciar a prestaciones y servicios públicos por el aumento de la carga de la deuda, es necesario empezar a cuadrar las cuentas públicas.

    La transición energética debe ser una realidad, pero como toda transición, no debe ser brusca, ya que de lo contrario corremos el riesgo de generar mayores desigualdades. Por ejemplo, si los vehículos eléctricos no son una opción para muchas familias por mucho que se subvencionen, habrá que plantear una mejora de las conexiones del transporte público. En cuanto a la generación de electricidad, el sistema marginalista, en condiciones normales, es el más eficiente y eficaz, ya que es el que incentiva la inversión en fuentes de energía renovables. Pero es preciso favorecer la competencia en el sector y extraer del pool aquellas energías cuyos costes fijos ya han sido amortizados.

    Existen numerosos mercados de bienes y servicios que deben avanzar en su flexibilización y mejora regulatoria. Por poner algunos ejemplos, el de transportes o el del sector primario, que han llamado notablemente la atención estas semanas, sufren de una elevada fragmentación lo que resta poder de negociación, al mismo tiempo que la normativa comunitaria y nacional suponen un freno más a su actividad. Debemos recuperar la productividad y el impulso reformista de décadas pasadas.

    En definitiva, al igual que el día de la marmota, sabemos que viviremos más crisis económicas. De nosotros depende que la próxima vez sea primavera y no invierno.

    05 abr 2022 / 01:00
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