El fútbol nuestro de cada día

SOMOS muchos los que echamos en falta la dosis de partidos de fútbol a la que la estábamos habituados. Vuelve la liga a mediados de junio, sin público en los estadios y a ración de un partido cada día

El fútbol es la cosa menos importante de las cosas importantes, sentenció Jorge Valdano. Y, visionando hace unas noches el espléndido documental alemán sobre la historia del balompié, emitido por Teledeporte, recordé lo grande que es esta pasión que tantos compartimos.

Adscribirse a un club como mi Atlético de Madrid, sin duda es una manera de afrontar la vida, cómo lo es de otras formas el seguimiento de cualquier otro equipo. Uno en la vida, es cierto, puede mudar de muchas cosas y personas, pero jamás se cambia uno de club de fútbol.

El fútbol nuestro de cada día muy pronto regresará, inicialmente, solo desde las pantallas televisivas; pero, llegará el día que podamos volver a los estadios, guiados por la misma ilusión de ver triunfar a quienes representan nuestros colores.

Los marxistas dicen que un genio es un producto social, que es el genio quien debe a la sociedad sus éxitos, y no al revés. En el fútbol se expresa parcialmente este principio: genios cómo Pelé, Garate, Beckembauer, Maradona o Messi son resultado de un momento social que transforma sus habilidades en arte.

Pero también estos, y otros más, artistas del balón, individuos concretos, son los que hacen ver a la sociedad en la que viven lo que ellos ven natural: jugar genialmente al fútbol.

No es que el fútbol nuestro de cada día sea una necesidad física, como el comer, el fútbol es una necesidad sentimental.