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El futuro que no es tal

    De las múltiples y brillantes definiciones que existen para explicar el futuro, ninguna de ellas se ajusta ya a la nueva realidad. Aunque el futuro siempre fue desconocido, tenía esa parte fácilmente imaginable que lo hacía cercano y asumible. Y sobre todo, hablar de futuro nos permitía descartar todo aquello que sonara a apocalíptico y/o conspiranoico. Se evitaban esas cosas que no interesaba nada escuchar. El futur siempre era políticamente correcto.

    De esta forma, futuro eran las expectativas económicas que nos contaban los “independientes” analistas financieros, mientras que la sucesiva concentración de recursos en unos pocos, las enormes diferencias sociales y el inevitable incremento de la pobreza, eran afirmaciones apocalípticas y/o conspiranoicas.

    Futuro era la reversión del cambio climático con la simple variación de actitud de algunos dirigentes políticos y la incorporación de unos pocos hábitos ciudadanos, mientras que el camino hacia un proceso irreversible de cambio de era, se consideraba y todavía se considera una afirmación apocalíptica y conspiranoica.

    También nos tranquilizaba saber que, en el mundo “desarrollado”, el futuro de nuestra salud era vivir muchos años, a nada que nos cuidáramos, mientras que aquellos agoreros que pronosticaban las consecuencias en la vida humana de las agresiones a la cohesión medio ambiental y la justicia social, eran considerados apocalípticos y conspiranoicos. De hecho, ni la actual pandemia consigue mudar esta tendencia.

    Futuro en el desarrollo personal y colectivo, era la insensible actitud insolidaria hacia el otro, buscando además la reivindicación de la ignorancia como un mérito, mientras se colocaba a aquellos que defendían la formación, la justicia y la convivencia en valores como única forma de construir una sociedad igualitaria, en un grupo de peligrosos indeseables apocalípticos y conspiranoicos.

    Pues bien, la consecuencia es que lo que pensábamos eran avances sin vuelta atrás siguen siendo ese porvenir que no llega y los pronósticos de los despreciables videntes, se han convertido en profecías autocumplidas. “Si quieres saber lo que fuiste en el pasado, mira lo que eres ahora; pero si quieres saber lo que serás en el futuro, mira lo que haces ahora” (Buda. S.IV a. C.).

    Los defensores del futuro, en su concepción más conservadora, que se imaginen por un instante el planeta y sus gentes al final del presente siglo. Después que cada uno se coloque donde le convenga y a vivir, que ya no queda nada. Total y para lo que nos queda en el convento, nos c... dentro.

    13 sep 2020 / 00:30
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