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El nacionalismo nunca muere

    EL nacionalismo o individualismo de los pueblos es un sentimiento natural de identidad y pertenencia fuertemente arraigado en la conciencia popular y muy difícil de superar, pues nunca termina o desaparece del todo.

    El nacionalista no se arrepiente de lo que piensa ni de lo que siente. Por tratarse de un sentimiento, tiene las razones del corazón que la razón no entiende. El nacionalista no sólo es consciente de su actitud y pensamiento, sino que, además, lo considera y defiende como algo de valor propio e insustituible.

    El nacionalismo es un sentimiento que se caracteriza por su atractivo sentimental y romántico, añorando un pasado ideal y propugnando un futuro próspero y esplendoroso.

    La nación, como decía Renan, consiste en haber hecho grandes cosas en el pasado y estar en disposición de volver a hacerlas. Por esto, se trata de un proyecto de acción y de vida permanente e inacabable.

    El nacionalista nunca se arrepiente de lo que hace, por eso, cuando se habla del perdón a los nacionalistas, esta medida de gracia es inaceptable a su concepción, pues el nacionalismo no reconoce nunca pretender o defender algo ilícito o delictivo, de tal manera que si el nacionalista delinque, lo hace sin ser consciente de que comete un delito. En este caso, se trata del “delincuente por convicción”, según la tesis de Radbruch.

    El nacionalista no sólo no tiene conciencia de su espíritu supremacista y excluyente sino que, incluso, se considera modelo de patriota porque, como dice Bertrand Russell, “las creencias se distinguen de los ideales”, reconociendo que “no me arriesgaría nunca por mis creencias porque podría estar equivocado, en cambio, el hombre que no lucha por su ideal es porque o su ideal no vale nada o no vale nada el hombre”.

    21 ago 2021 / 01:00
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