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El PP y la política que “sí nos representa”

ANDALUCÍA es la comunidad autóno-ma en la que viven uno de cada seis españoles. Es un territorio que el Partido Socialista ha considerado siempre, de una manera irresponsable y caciquil, un feudo inexpugnable, un bastión imprescindible en sus opciones para gobernar España. Solamente un necio podría abstraerse a la realidad innegable de que estas elecciones andaluzas tienen una lectura nacional.

El mérito principal es, sin duda, de Juanma Moreno, al que siempre ten-
dremos que agradecer el logro de este
hito histórico para el Partido Popular. Juanma ha convencido con los hechos desde una postura inicial de debilidad,
al gobernar sin haber sido la lista más votada. Los andaluces han premiado su buena gestión. Sinceramente, no creo que haya habido un voto de castigo al Partido Socialista. Lo que ha habido ha sido un voto de premio, un voto convencido, a un buen Gobierno.

Mucho se habla estos días del trasvase de votos. Yo creo más bien que había muchas personas en Andalucía que eran favorables al Partido Popular pero no lo sabían. Porque recibían por doquier un ensordecedor discurso del miedo amplificado a golpe de prebendas. Pero ahora, los andaluces han visto la realidad. Han vivido la experiencia de ser gobernados por el PP. Y los hechos no solo han desmentido aquel discurso hegemónico, sino que les han hecho ver que estos últimos años del PP, en un contexto de enormes dificultades, han sido los que han contado con un mejor Gobierno en toda su historia autonómica.

La democracia está en las formas. Y creo que la mejor conclusión que podemos extraer de estas elecciones andaluzas es el valor de la moderación, del discurso sereno y constructivo alejado de una confrontación formal de los políticos que ha tenido como consecuencia una radicalización en la actitud de los votantes. Si nosotros mismos les decimos a los votantes que la democracia es el triunfo de quien grita más y quien insulta mejor, podrán tener la tentación de votar a quien más grite y quien mejor insulte.

El comportamiento de la democracia es siempre más inteligente que la inteligencia que muchos políti-
cos atribuyen a los votantes. Y las elecciones andaluzas nos muestran que la ampliación del espectro electoral en España con posiciones radicales que se ha experimentado en los últimos ha sido la consecuencia de la mala política.

Creo que no supimos interpretar bien en su momento aquello de “no nos re-
presentan”. Probablemente era verdad.
Pero también era verdad que la solu-ción no era “que nos representen otros” sino que sí les representemos. El resul-tado andaluz ha devuelto la cordura a la democracia española. Otra lección más que nos proporciona su inteligente comportamiento.

Y el Partido Popular ha sabido interpretar bien el mensaje. Y lo ha hecho
a partir de la experiencia. El papel de los extremos ha sido muy limitado en Galicia. ¿Por qué? Pues porque los ga-llegos siempre hemos tenido el convencimiento de que nuestro Gobierno “sí nos representa”. Y, en Andalucía, la
mayoría absoluta del PP se explica por el hecho de que en los últimos años, la comunidad ha tenido un Gobierno que “sí les representa”.

Núñez Feijóo y Juanma Moreno representan una forma de hacer política. Ambos han demostrado que saben gobernar y convencer a una mayoría suficiente para poder hacerlo sin depender de nadie. Y es esa forma de hacer política la que se necesita en este momento en España: la de la gestión eficaz dirigida “a todos”, y no la de ver quien grita más y quien insulta mejor, dirigida “a los nuestros”. Las urnas van a demostrar que es así.

27 jun 2022 / 01:00
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