El relato, Feijóo, el relato
LO ocurrido en la última semana en Congreso y Senado. Con la conculcación de la letra y el espíritu de la Constitución, con ser preocupante y percibido como antesala de un referéndum en Cataluña al que ERC quiere ponerle fecha ya, tiene, a juicio de este cronista, una más peligrosa consecuencia a propósito de la información que sobre esos graves comportamientos trasciende a la calle, cuando de la mentira pretende hacerse verdad.
Rubalcaba, el que fuera máximo responsable del PSOE, dejó dicho –en frase oportunista pero de indudable peso en la opinión pública– que no nos merecemos un Gobierno que nos mienta, lo que, trasladado a las actitudes de Sánchez, se convierte en continuada ignominia y absoluto desprecio por los votantes.
Se vio en estos días con el repetido mensaje de que el Congreso puede legislar a su antojo y sin fiscalización –primera mentira–; que el TC con su resolución coartaba las Cortes -segunda mentira-; que la desaparición del delito de sedición y rebaja del de malversación supone homologarse a Europa –tercera mentira–. A lo dicho podría añadírsele, según la persistente publicidad oficial de La Moncloa, de que quien no está con el Gobierno y sus chapuzas está contra la Constitución y contra la soberanía popular –término éste que, por cierto, no aparece en la Carta Magna, sino el de soberanía nacional, con lo que ello implica de indivisibilidad–. De modo que Vox, PP y Ciudadanos son antidemocráticos, olvidando que la única condena del Constitucional en esta legislatura le corresponde a Sánchez por cerrar en dos ocasiones esas Cortes de las que ahora se muestra arduo defensor.
Y, como se señala, lo más peligroso es lo que llega al ciudadano porque, en ese relato fiel a la falacia goebeliana de que una mentira repetida mil veces acaba por ser verdad, el engaño llega a la opinión pública como martilleante soniquete a través de unos medios de comunicación bien alimentados en el pesebre sanchista frente a otros, de mayor compromiso constitucional, que parecen estar en la inopia. Puede constatarse en estos días, a modo de ejemplo, en alguna televisión autonómica, donde la verdad constitucional se ciñe a una sola manifestación mientras que la proclama sanchista se repite dando opción hasta a tres o cuatro opiniones. Es lamentable que en el servicio a la ciudadanía que debiera primar en los medios, sólo el informativo de Vicente Vallés, en Antena 3, refleje, en una muestra de excelente periodismo, lo que son declaraciones y su correcta ubicación en el marco en que deben ser entendidas. Todo lo demás, basura gubernamentalista o constitucionalistas en Babia.
Es aquí, en cuanto que el votante es el único capaz de dar la vuelta a este despropósito gubernamental, donde el Partido Popular y Feijóo deben centrar su preocupación primera. Revertir el torticero relato monclovita con la repetición, también persistente, de la verdad constitucional y de esa tan explícita afirmación de que “nos están tomando el pelo”, dicha por el líder popular en el Senado y que todo el mundo entiende. El relato, Feijóo, el relato.