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Erigir de nuevo la estatua de San Juan Pablo II en el Monte do Gozo

    ENTRE el regocijo de algunos y el silencio de muchos, se ha ido consolidando sin apenas oposición el secuestro primero y la desaparición después de la estatua de San Juan Pablo II que, en el Monte del Gozo, recordaba la Jornada Mundial de la Juventud allí celebrada en el año 1989. A mi juicio, es necesario que recordemos algunos hechos de su figura vinculados directamente con nuestra ciudad y que nos darán una clara prueba de la injusticia que se está cometiendo.

    En primer lugar, fue el primer papa peregrino de la historia (año 1982). Con sus visitas a Santiago contribuyó mas que nadie (sí, más que Fraga, Marcelino Oreja, Xerardo Estévez, Portomeñe o Feijóo) a relanzar el Camino de Santiago y recuperar el protagonismo que ha tenido a lo largo de la historia, reforzando la conciencia cristiana de Europa.

    En segundo lugar, durante su primera visita a Santiago, se celebró en la Catedral un acto europeísta y, ante decenas de personalidades llegadas de todas partes y que representaban a decenas de instituciones, pronunció el discurso más importante sobre la recristianización de Europa. Dichas palabras pueden leerse íntegramente en internet, tuvieron una inmensa repercusión mediática y social y además se dijeron en Santiago, no en Roma, o en Aquisgrán. Fue aquí en nuestra ciudad.

    En tercer lugar, no dejó nunca de hablar del Camino de Santiago allá donde pudo hacerlo. En este sentido es oportuno recordar que fue un papa extraordinariamente viajero, que recorrió todo el mundo. Algunos todavía siguen sorprendiéndose de que lleguen a Santiago caminantes de países extraordinariamente lejanos, olvidándose de que allí estuvo San Juan Pablo II y habló de las peregrinaciones a Compostela.

    En cuarto lugar, existe un hecho sobre el que apenas se reflexiona y que a mi juicio es sumamente importante. Durante su visita a Santiago en 1982 San Juan Pablo II se arrodilló y rezó en la cripta en la que se encuentra la urna que contiene los restos de Santiago Apóstol. Frente a tantos críticos, que sostienen que no es el Apóstol el que se encuentra allí enterrado y que todo es una monumental superchería, que el Vicario de Cristo se arrodille y rece ante la tumba del Apóstol borra para los cristianos cualquier atisbo de duda. La trascendencia de esta acción marca un antes y un después en las peregrinaciones a Santiago. Roma locuta, causa finita.

    En quinto lugar, el enorme éxito de los años santos posteriores no puede bajo ningún concepto entenderse sin la trascendental aportación de San Juan Pablo II y su especial predilección por nuestra ciudad y su camino. Su sucesor, Benedicto XVI, también peregrinó a Santiago y además incorporó al escudo de su pontificado una concha de vieira como especial gesto de reconocimiento a los peregrinos y a la importancia del camino.

    Sólo son algunos aspectos de los muchos que podríamos señalar y que demuestran bien a las claras que esta ciudad tendría que estar eternamente agradecida a la figura de Juan Pablo II, pero desgraciadamente no es así, sino todo lo contrario.

    ¿Qué hacemos nosotros ? Nada. Con el silencio de las Instituciones de la ciudad, callar y no reaccionar. Personalmente me parece una actitud muy poco defendible, ya que debería haberse exigido a quién corresponda una explicación del motivo y de quién lo ha autorizado.

    Me resultan especialmente incomprensibles las nulas respuestas de quienes han clamado por prorrogar el Año Santo, para que de esta manera los efectos devastadores de la pandemia fueran más llevaderos. Suponemos que les ha ido bien, pero por lo que parece nos olvidamos enseguida de aquellos a quienes más debemos.

    Concluyo. Todo me parece una gran indignidad, pero tal vez encaje en lo que estamos viendo últimamente como un suave manto que empieza a querer ocultar poco a poco las raíces cristianas de Santiago. Cambio del nombre del aeropuerto de Lavacolla; retirada de la imagen ecuestre de Santiago Apóstol de la capilla en la que se ubicaba (como es bien conocido, son millones los peregrinos musulmanes que vienen a Santiago... y no hay que ofenderles ); transformación del Año Santo en Xacobeo, escondiendo las raíces de la peregrinación y trasladándolo a la farándula; prolongación del Año Santo, como si este fuera una especie de Plan Marshall para la maltrecha economía compostelana, y otros acontecimientos que llaman mi atención, pero que no es el momento de mencionar.

    Espero sinceramente que este artículo sirva para que alguien reflexione y se genere inmediatamente una comisión ciudadana, parroquial, vecinal o como quiera llamarse, que se encargue de que en el Monte do Gozo se erija de nuevo la estatua de San Juan Pablo II como homenaje perenne al papa peregrino que tanto amó el Camino de Santiago. No hacerlo sería imperdonable para nuestra ciudad.

    03 sep 2021 / 01:00
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