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España y Norteamérica

    ESTOS días, con motivo de mi participación en el VII Congreso Internacional de Vínculos Históricos entre España y Norteamérica, organizado por el Instituto Franklin-UAH, y la División de Estudios Interdisciplinarios del City College of New York (CUNY), con la colaboración del Instituto Cervantes de Nueva York y la Fundación Consejo España-EE.UU., volví a coincidir con el renombrado diplomático Inocencio F. Arias, quien nos encandiló con una conferencia sobre Estados Unidos y nuestro doble desembarco en la OTAN.

    Nada de lo que dice Chencho Arias está exento de lucidez expositiva e informativa. Todo lo contrario. Su bagaje internacional e intelectual como embajador de España ante las Naciones Unidas entre 1997 y 2004, así como portavoz de Exteriores con tres gobiernos diferentes de la democracia (UCD, PSOE y PP), y como ex secretario de Estado de Cooperación y subsecretario de Asuntos Exteriores, hizo que una cuestión tan compleja como las relaciones de los diversos Gobiernos españoles con la Administración estadounidense resultase reveladora, a la par que esclarecedora.

    A través de las acciones y omisiones, de los aciertos y errores de los presidentes de ambos países, el diplomático almeriense trazó una panorámica de nuestra convulsa entrada y pertenencia a la ONU y a la OTAN. Nos recordó el papel cambiante de España tras la Segunda Guerra Mundial y durante la época franquista; desde la desconfianza que generó al principio para la ONU y el Plan Marshall, hasta el interés convenenciero durante la Guerra Fría.

    También tuvo tiempo el embajador de repasar el papel de nuestros mandatarios, incluyendo la UCD atlantista de Calvo-Sotelo, y el PSOE de un Pedro Sánchez cuyas buenas intenciones generan desconfianza por su respuesta siempre tardía a las iniciativas de EE.UU. y la OTAN, y por su coalición de Gobierno y su cercanía a formaciones y gobiernos extranjeros antiatlantistas, comunistas, castristas y bolivarianos.

    También analizó las buenas relaciones exteriores de Rajoy. E incluso se retrotrajo en el tiempo para describir el cambio de actitud de Felipe González, su inicial negativa a la OTAN, y su posterior esfuerzo por conseguir que el referéndum de adhesión resultase favorable. El papel internacionalista de Aznar y su relación con Bush y Blair, y la llegada al poder de Zapatero, con su desaire a la bandera americana o su brusca e injustificada orden de retirada de nuestras tropas de Irak, fueron asimismo motivo de su sagaz exposición.

    Una astuta lección en un Congreso cuyo preludio lideró la embajadora estadounidense de origen dominicano Julissa Reynoso, y en el que académicos de distintas partes del mundo expusimos nuestros estudios recientes sobre el gran tema de estos Encuentros: “los movimientos migratorios y los derechos humanos”.

    01 may 2022 / 01:00
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