Fiestas Navideñas, si nos dejan

ESTAMOS viviendo unas Navidades muy peculiares. Y no es sólo la pandemia la que está alterando nuestros planes. Finalmente, nos hemos quedado, un año más, sin grandes fiestas ni visitas a nuestros seres queridos. En el mejor de los casos, organizamos celebraciones restringidas a grupos de convivencia. Pero muchos se han tenido que aislar o confinar, bien por estar contagiados o por ser contacto directo de algún positivo.

Otros y otras han visto cómo los transitorios efectos secundarios de las vacunas les han aguado las fiestas; y muchos grupos de contactos han compartido tantas felicitaciones como mensajes de ánimo ante las reacciones a los viales. La variante ómicron, sin duda, ha adulterado las fiestas, pero no ha sido la única circunstancia.

Ya lo habían hecho ciertas voces que solicitaban que evitásemos referirnos a estas celebraciones en términos religiosos, y pugnaban por decretar el fin de la Navidad. Y no han faltado autoridades que han optado por sortear el término y sus derivados.

Llevábamos años asistiendo a bromas de mal gusto y escenificaciones que ofendían por estas fechas las creencias de muchas personas en todo el mundo, como si la sensibilidad de los católicos no mereciese el mismo respeto que la de otras comunidades religiosas.

Ahora va a resultar que debemos conocer y respetar otras creencias y prácticas de las más diversas religiones, mientras detectamos una especie de persecución del Cristianismo.

También se pidió a los niños y niñas participar en una “huelga de juguetes”, justo cuando estaban escribiendo sus cartas a Papá Noel y a los Reyes Magos. Se trata de evitar el sexismo inherente a muchos de esos objetos de diversión. De repente, padres y madres, hijos e hijas, tuvieron difícil redactar las cartas; porque a ver quién distinguía, a bote pronto, los juguetes neutros e inocuos, de otros perjudiciales para el desarrollo psicosocial de los menores.

Aprendimos a pedir muñeques; eso sí, sin tacones ni melenas ni curvas. Y surgieron las dudas, porque Pepa Pig es rosa, y tal color puede suponer un serio peligro, aunque rosados sean también los animalillos en los que se inspira.

Tuvimos que valorar si un camión de bomberos se puede considerar apto como regalo en caso de que lo anuncie una niña o incluya una conductora. Fortnite, el juego por excelencia, es violento, pero quizá se salva porque las skins más preciadas, según les peques, son figuras femeninas empoderadas, aunque sus creadores deberán disimular ciertos atributos que las adornan.

Papá Noel y los Reyes Magos necesitarán el próximo año un curso acelerado en materia de género. Eso, si nos permiten seguir refiriéndonos a ellos. Porque, a lo mejor, el año que viene por estas fechas nos sugieren que directamente evitemos las misivas, o las dirijamos simplemente a Noel y a les Mages; pues las monarquías, ya se sabe, también son nocivas. Así pues, felices fiestas Navideñas, mientras nos dejen.