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Frenar la despoblación

    LA despoblación es un fenómeno que genera brechas entre los ciudadanos que viven en ciudades y aquellos que residen en ayuntamientos escasamente poblados. Las economías de aglomeración se explican por las externalidades positivas derivadas de la concentración de la población en un territorio determinado, lo que facilita una mayor posibilidad de intercambio de bienes, servicios y de ideas, y una mayor y más variada oferta. Esto provoca diferencias en productividad y salarios, alimentando todavía más este fenómeno. Más allá de cuestiones económicas, las sociales también adquieren importancia. Verbigracia, el acceso desigual a ciertos servicios públicos básicos como la sanidad y la educación.

    Por este motivo no es de extrañar que la despoblación haya entrado con fuerza en la conversación pública. Tampoco sorprende que, haciéndose eco de la creciente presión social, el Ministerio de Hacienda haya introducido una nueva variable que aproxime las necesidades financieras asociadas a la despoblación en su propuesta inicial para el cálculo de la población ajustada, de cara a diseñar el nuevo sistema de financiación autonómica.

    Este indicador de despoblamiento se calcularía como el número de habitantes que necesitaría cada región para que todas sus provincias elevasen su densidad poblacional hasta la media nacional, sin tener en cuenta a quienes residen en municipios con más de 75.000 habitantes. Este sistema beneficia de manera sustancial a cuatro comunidades: las dos Castillas, Extremadura y Aragón. Galicia sale perjudicada a pesar de contar con dos provincias que cumplen con los criterios mencionados más arriba (Lugo y Ourense).

    No considero que esta nueva variable sirva de mucho, sobre todo teniendo en cuenta que simplemente aumentando la ponderación que recibe la densidad de la población (ya incluida en el modelo vigente), se puede aumentar la dotación de las regiones con mayores problemas sin dañar al resto. Pero ¿hay políticas alternativas que ayuden a frenar la despoblación?

    Recientemente, Jorge Díaz-Lanchas, Diego Loras, Ángel Martínez y Toni Roldán han publicado un trabajo para EsadeEcPol en el que indican las mejores políticas públicas para frenar la despoblación en base a la evidencia disponible. Por ejemplo, la construcción de grandes infraestructuras que conectan la periferia con el centro suele ser un acelerador más que un freno de la despoblación. Es preferible que las sinergias se produzcan entre ciudades periféricas ¿Un AVE entre el norte de Portugal-Vigo-Santiago-A Coruña? La descentralización de instituciones y gobernanza recogería mejor las preferencias de los ciudadanos. Incentivos fiscales, inversión en educación, transporte o digitalización son otras medidas para tener en cuenta.

    En definitiva, existen alternativas para frenar la despoblación. Para ello necesitamos adoptar un enfoque bottom-up.

    13 feb 2022 / 01:00
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