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Gestión de los purines y economía circular

    EL principal reto que afronta la ganadería intensiva es cómo gestionar adecuadamente los residuos ganaderos (purines, estiércol, etc.) para evitar que causen problemas de contaminación ambiental por exceso de nutrientes (fundamentalmente nitrógeno y fósforo) en los suelos agrícolas, así como emisiones de GEI. Los purines, de problema ambiental recurrente sin resolver a oportunidad al convertirse en un nuevo sector productivo, si se gestionan adecuadamente a través de un modelo de economía circular. Utilizar la fracción sólida del purín como fertilizante para mejorar la estructura de los suelos agrícolas y aplicar la tecnología adecuada disponible a la fracción líquida para su posterior aprovechamiento y reutilización, en perfecta sintonía con la economía circular.

    Hoy en día, más que de tratamiento como método para minimizar el impacto ambiental de los residuos ganaderos, se habla de procesado como método para producir un producto final útil y con valor económico, teniendo como objetivos: obtener energía, recuperar nutrientes (micro/macro), reducir la dependencia de los combustibles fósiles, evitando la contaminación, que en definitiva es de lo que se trata.

    Con más de 50 millones de Tm/año de producción de purines en España, es importante llevar a cabo una correcta gestión en todo el proceso: producción, recogida, almacenamiento, transporte, tratamiento, recuperación y eliminación. En innumerables ocasiones, la contaminación de aguas subterráneas y acuíferos ha tenido su origen en vertidos incontrolados de purines, como el que se acaba de producir en una explotación ganadera, situada en Vilar (Trazo), cuyo vertido de 200.000 litros de purín tuvo un gran impacto en el regato de Portaferreiros, afluente del río Tambre, que sufrió las consecuencias, y gracias a la suma de esfuerzos de Augas de Galicia, Sanidad, Concello de Trazo, Seprona, Viaqua, Agroamb, y la ayuda del propietario de la granja y ganaderos de la zona, se pudo contener el vertido y minimizar su impacto en las aguas del río Tambre, al verse afectada la captación que abastece a los municipios de Santiago, Ames y Brión, además de la ETAP y la calidad de las aguas de consumo (la analítica confirmó niveles elevados de los parámetros indicadores de contaminación fecal), por lo que Viaqua tuvo que paralizar la captación y el bombeo de agua del río Tambre hasta solucionar el problema.

    Agentes del Seprona investigan las causas del vertido: ¿accidente, negligencia o sabotaje? y todos los detalles. Cuando una balsa de purín se llena, si la explotación carece de terrenos próximos donde aplicarlo como abono orgánico, lo normal es que un gestor autorizado lo retire. Agroamb, tuvo que retirar el purín vertido en las inmediaciones de la explotación, el maizal existente entre la balsa y el regato jugó un papel decisivo ya que retuvo la fracción sólida (la fracción líquida llegó al regato) que trasladó a su planta de tratamiento en Castro de Rei.

    Cubrir las balsas de purín, rodearlas de un pequeño talud, evitar válvulas en su punto inferior, mantener una distancia del cauce y conservar los bosques de ribera que protegen los ríos, son algunas de las medidas recomendables para prevenir episodios como éste. Es lamentable que, hechos como éste, sean recurrentes en Galicia y en otras CCAA con gran actividad ganadera.

    Me vienen a la memoria la celebración de la 1ª Jornada Técnica sobre Explotaciones Ganaderas y Medio Ambiente (Feira Internacional de Galicia, Silleda, 1996), y la publicación Residuos ganaderos y medio ambiente (editada por la FSVG), respaldada por científicos y expertos de reconocido prestigio de Bruselas, Cataluña, Madrid, Navarra y Galicia; supuso un modelo a seguir y un referente fuera de nuestras fronteras, iniciativa que tuve el privilegio de liderar; y 25 años después, siguen vigentes algunas reflexiones y recomendaciones, que sintetizo en este decálogo:

    1. El problema de los purines no radica en su elevada concentración orgánica, que tiene su valor como fuente de energía que hay que aprovechar, sino en su alta concentración de nitrógeno que lo convierte en un elemento potencialmente peligroso para los acuíferos de su entorno más próximo (contaminación por nitratos).

    2. Mayor control de las explotaciones ganaderas, el purín ha pasado de ser un valioso elemento fertilizante a una fuente importante de contaminación ambiental, su inadecuada eliminación supone un fuerte impacto ambiental y un riesgo sanitario.

    3. Una excesiva concentración de la actividad ganadera ha traído problemas de contaminación de las aguas, con los consiguientes problemas ambientales y de salud pública.

    4. Una buena utilización de los residuos ganaderos y una adecuada redistribución de los mismos hace que solamente podamos considerar como residuos los excedentes que no hemos podido reciclar en el ciclo normal del abonado orgánico de las tierras de cultivo.

    5. Utilizar procedimientos de transferencia de los purines que sean compatibles con la protección del medio ambiente, con unos costes asumibles por los propios ganaderos.

    6. Últimos avances y nuevas tecnologías que se puedan aplicar, poner en práctica tratamientos y métodos de depuración adecuados en cada caso, por ej. la biodigestión contribuye a mantener un sector tan relevante en condiciones de sostenibilidad económica y ambiental.

    7. La explotación ganadera tiene la responsabilidad de llevar a cabo la gestión de sus residuos, les corresponde a los ganaderos su gestión como responsables directos de su producción.

    8. Mayor cooperación entre ganadero y agricultor de cara a controlar la mayor parte de los problemas ambientales y sanitarios derivados de las explotaciones ganaderas.

    9. Aplicar los códigos de buenas prácticas agrarias.

    10. Aplicar la legislación actual que regula la gestión de los residuos ganaderos.

    27 sep 2021 / 01:00
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