Gestionando el turismo en Galicia
El turismo en Galicia ha dejado muy atrás la pandemia y avanza a ritmos claramente superiores a los del conjunto de España. Los gráficos adjuntos, elaborados por el Servicio de Estudios de Caixabank dentro de su programa de seguimiento en tiempo real de las comunidades autónomas, recoge la evolución del gasto del turismo internacional y doméstico. En ambos casos, la comparación toma como referencia el gasto en el año 2017.
Tras el hundimiento provocado por la COVID-19, se alcanzan máximos históricos, sin que se divise todavía un cambio de tendencia. Galicia aparece muy por encima de la media española. Nos estamos poniendo de moda. Y todo apunta que esto se va a consolidar en los próximos años, porque en un escenario de olas de calor recurrentes, el Atlántico gana atractivo.
Por eso, es más importante que nunca prepararse para la gestión de ese turismo, para evitar sus efectos negativos. Fundamentalmente: la congestión de espacios públicos, el deterioro de paisajes y medioambiente, los problemas de convivencia con los residentes habituales y la banalización y estandarización de ofertas comerciales y de servicios.
En esencia, debemos ser inteligentes para evitar que el turismo cambie para mal la fisionomía de nuestras ciudades y pueblos; playas y parajes naturales. La calidad de vida de los gallegos debe protegerse ante todos esos riesgos. Esto no es “turismofobia”; es sentidiño. Y es racional para el propio sector turístico, porque a largo plazo los espacios cuidados y auténticos, con gente real que habita en ellos tiene todas las de ganar como atractivo turístico. Como en muchas otras cosas, Galicia debe abrazar la apuesta por la calidad y el valor añadido frente a estrategias de bajo coste y masificación.
Sé que no es fácil. Muchos han fracasado antes en España y en el Mundo. Pero eso debería hacernos más conscientes de la necesidad de prepararnos, de aprender de experiencias exitosas, de buscar equilibrios y soluciones que permitan quedarnos con lo bueno del turismo, sin vender nuestra alma.