¡Hay que vacunarse!

EN esta columna intenté explicar hace unos días el régimen legal de las vacunas en España que atiende al principio de la no obligatoriedad. Sin embargo, estoy convencido de que hay que vacunarse a pesar de que no exista esa obligación legal como principal remedio para erradicar esta maldita pandemia.

Porque, está demostrado que todas las vacunas contra la COVID-19 disponibles en la actualidad son altamente efectivas y seguras. Todas las vacunas contra la COVID-19 están siendo evaluadas exhaustivamente en ensayos clínicos y son autorizadas o aprobadas solo si pueden reducir de manera sustancial su probabilidad de contagiarse.

Con base en lo que sabemos acerca de las vacunas para otras enfermedades y los datos de los ensayos clínicos, los expertos creen que vacunarse contra el COVID-19 podría evitar que se enferme gravemente incluso si uno se contagia. Vacunarse puede proteger a las personas a su alrededor, en especial aquellas con más riesgo de enfermarse gravemente. Hay que exigir a las autoridades sanitarias que impulsen un proceso ordenado y no discriminatorio para que todos los ciudadanos puedan disponer de la vacuna en óptimas condiciones.

La salud pública, la salud y la vida de todos están en juego y no podemos tolerar ningún uso político o arbitrario de la vacunación frente a la pandemia. Aunque no exista obligación legal es un deber público y la responsabilidad de todos y cada uno de nosotros para detener la propagación del virus.

La velocidad con la que se han elaborado, testado, probado y regulado estas vacunas se debe a un esfuerzo mundial concertado sin precedentes en el que la seguridad ha sido primordial. No podemos seguir viviendo con miedo y con nuestras libertades restringidas; tenemos que cumplir con nuestro deber cívico por el bien común, con espíritu de solidaridad y ponernos las vacunas que han sido testadas y reguladas y se han comprobado seguras. En caso contrario, nos enfrentamos a pasar muchos más años con una vida alterada y con el espectro de confinamientos regulares que destruirán nuestras economías y nos impedirán ejercer nuestros derechos fundamentales.