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Hundimiento del PIB español y COVID-19

    ES llamativo que siendo cierto que la pandemia que sufrimos ha afectado negativamente en la economía de todos los países, lo haya hecho especialmente en la española y sin parangón con las del resto de los países de la UE. Se ha escrito mucho sobre el tema y se ha incidido en que la culpa la tiene la mala gestión que el Gobierno ha llevado a cabo sobre el control de la pandemia. Y yo no niego que esto haya tenido importancia.

    Sin embargo creo que son otros factores propios de España, los que han contribuido decisivamente a que la extendida viriasis haya influido en la ruina económica. He leído en la prensa que la bajada del PIB en España, según las previsiones de los organismos competentes de la Unión Europea, va a alcanzar el 12,4 %. En esto tiene mucho que ver el sistema en el que se basa nuestra economía.

    Para comprender esto tenemos que darle un repaso a nuestra historia reciente en lo que se refiere a la economía y como ha evolucionado a lo largo de los años. España llegó a ser la novena potencia industrial del mundo. Hoy somos la decimocuarta. Teníamos una no despreciable industria pesada. Por ejemplo, nuestros astilleros llegaron a ocupar en importancia el tercer puesto a nivel mundial. Nuestra flota pesquera era la segunda del mundo. La industria siderúrgica, entre la que destacaban los altos hornos vascos y de Sagunto, era importantísima.

    Pero llegó el momento de querer integrarnos en la Comunidad Económica Europea. Para ello se nos exigía hacer un cambio radical de nuestro sistema industrial, dado que nuestra producción le hacia una fuerte competencia a algunos de los países que ya la conformaban. Estábamos en la década de los 80, entonces presidente del Gobierno Felipe González que fue al que le tocó lidiar con el asunto. Había que elegir entre seguir fuera del club con nuestro potencial industrial o desmontarlo y entrar en él.

    El Gobierno socialista optó por lo segundo. Como el nombre de desmontaje era muy feo desde el punto de vista político, los responsables de aquel Gobierno la llamaron eufemísticamente reconversión industrial. Aquello dio lugar a que se cerraran multitud de empresas y se despidiera o se prejubilara a una legión de trabajadores. El hecho fue que el peso de la industria pesada en el PIB español pasó del 36 % al 15 %.

    Existía otra industria que comenzaba a ser importante y que creció de una manera extraordinaria: el turismo. Por sus condiciones, España era y sigue siendo un destino envidiable para los extranjeros y supimos sacarle jugo. Nuestro clima, nuestras playas, el coste de la vida entonces, nuestra hospitalidad, la seguridad y nuestros monumentos fueron un factor que favoreció todo esto. Para crear el imperio turístico al que hemos llegado a ser, fue necesaria la construcción de una infinidad de hoteles, apartamentos, restaurante y bares con el fin de presentar una variada y excelente oferta. Además, nuestra idiosincrasia nos hace ser amantes de estar en la calle yendo con frecuencia a restaurantes y diariamente a bares para tomar unas cervezas.

    Cosas ambas que en el resto de los países que nos rodean y de donde provienen la mayoría de los turistas que nos visitan, está muy lejos de alcanzar su importancia. El número de bares, cafeterías y restaurantes por habitante que tenemos aquí es impensable en el extranjero.

    En otros países europeos, como son Italia o Francia siendo el negocio turístico muy importante, en su PIB está muy lejos del que ocupa en el nuestro. En los últimos años el peso del turismo en el PIB ha alcanzado el 14,6 % (176.000 millones de euros), similar al de la industria en general y tres veces mayor que la de la automoción.

    A raíz de la pandemia se ha confinado durante mucho tiempo a la población. En los otros países europeos se han tomado también medidas restrictivas en la circulación de las personas. Incluso en algunos, como el Reino Unido y Alemania, se llegó a desaconsejar o a prohibir que se viajara a España. Todo esto ha dado lugar a que se cierren o trabajen muy poco una cantidad enorme de los negocios en los que se sustenta el turismo, lo que ha hecho que bajen las ganancias y los impuestos, a la vez que ha aumentado desorbitadamente el paro. Para rematar el asunto, algunos gobiernos autonómicos decretaron el cierre total de bares y restaurantes.

    En otros países, al no tener el turismo y la hostelería un peso tan grande en sus respectivos PIB, necesariamente su bajada tiene que ser menor que aquí.

    07 dic 2020 / 00:00
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