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Igual que Isabel y Fernando

    DEJEMOS en las manos expertas del amigo Antonio Grandío la disección de este acuerdo bancario mediante el cual CaixaBank y Bankia se dirigen al altar para unir sus destinos en santo matrimonio financiero. De lo poco que sabemos en materia de fusiones destaca el principio de que el tamaño sí importa, quizá no tanto en otros tiempos pero sí en periodos de crisis, covid-19, morosidades y recortes de márgenes de beneficio. La banca no es muy diferente a otros sectores económicos en los que lo pequeño está en retirada, o se refugia en clientes selectos a los que encanta lo artesano, lo natural o lo exclusivo. Es una cuestión en todo caso para especialistas como el susodicho.

    Mientras los expertos siguen valorando la boda financiera de la década, es irresistible hacer un parangón histórico en el que ambas entidades repiten el enlace entre Isabel de Castilla y Fernando de Aragón. Allí se fundó la unidad de España que, con más o menos altibajos, perdura hasta este extremo del siglo XXI. Si antes eran reinos ahora son bancos. La entidad resultante de la fusión podría llevar a su primera campaña publicitaria conjunta el “tanto monta, monta tanto” de los Reyes Católicos. El yugo y las flechas mejor que no debido a que sigue habiendo gente convencida de que pertenecen a la simbología franquista.

    La banca no ha dejado de fusionarse en estos últimos tiempos, incluso en territorios de tradición minifundista como Galicia. Habría que reflexionar sobre cuál sería hoy la situación financiera gallega de haber prosperado la oposición la fusión de las cajas primero, y a la creación de Abanca después. Otro aspecto jugoso para los análisis de Grandío.

    La cuestión es que el mundo económico y una parte del político van en direcciones opuestas. CaixaBank tiene sus orígenes en el catalanismo financiero de La Caixa, sin que eso la lleve al aislamiento. Deja al soberanismo con sus líos incompresibles y va al encuentro de una entidad madrileña sin ningún tipo de complejo. Se mezcla lo blanco y lo blaugrana.

    Según se va sabiendo las negociaciones son laboriosas porque la voluntad de los contrayentes necesita la aprobación de órganos reguladores españoles y europeos, pero nada comparado a otros procesos de fusión en los que la política es determinante. ¿Cuánto tiempo llevamos intentando fusionar concellos gallegos? De nada vale que casi todo el mundo reconozca su perentoria necesidad. De poco sirve que muchos municipios tengan una vida meramente vegetativa, a al espera de una extinción de hecho.

    No hay un mercado que apremie para lograr un tamaño consistorial adecuado a las necesidades. En el mundo financiero sí y de ahí que la Cataluña y el Madrid bancarios refundan la unidad nacional que inauguraron Isabel y Fernando.

    Tuvieron los banqueros que hacerlo con disimulo, igual que Romeo y Julieta cuando se veían en secreto en el balcón de Verona, para que Iglesias, Torra y Puigdemont no frustraran el romance, pero finalmente parece haber un final feliz. El amor es fuerte; el mutuo interés también. Quedan algunos con sus independencias y estados plurinacionales que no son sino un retorno a la situación que dejaron atrás los Reyes Católicos. La banca coge su testigo reuniendo Aragón y Cataluña.

    10 sep 2020 / 00:00
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