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Incendios forestales.Una historia trágica inacabada (II)

    NO esperaba redactar esta breve reflexión, pero la publicación el pasado 3 de octubre del artículo Incendios, abocados a la resignación de Juan Salgado, me anima a anotar ciertos comentarios en relación con el mismo. El artículo de Salgado, profundo en el conocimiento del tema, ciertamente enriquecedor en cuanto subraya, entre otra certeras afirmaciones, la existencia de miles de páginas científicas con los diagnósticos más calificados sobre esta tragedia es, en cierto modo, complementario del que yo he publicado con el título Incendios Forestales Una historia trágica inacabada en este mismo diario el 30 de septiembre, el cual representa tan solo un breve sumario de la evolución de la tragedia de los incendios en Galicia tal como yo la he visto (y vivido, al menos en parte) en los últimos 40 años.

    Es un buen artículo, ciertamente. Tengo que manifestar mi absoluta concordancia con el contenido del mismo, a excepción de su vertiente y/o carácter, en cierto modo, derrotista, de resignación y desánimo que de modo subyacente emana de él tal como señala su título. No puedo estar de acuerdo. Entiendo que no debe cundir el desánimo. En los aciagos días de septiembre he visto en televisión, con profunda tristeza, el mapa físico del Macizo Central orensano sembrado de iconos simulando focos de fuego en torno a la circunferencia que delimita este territorio geográfico. Simulaba una tarta de cumpleaños circundada de velas encendidas.

    Asimismo, tal como señala el citado artículo, es indignante que tras las declaraciones de autoridades políticas responsables de la defensa del monte, en el sentido de que se esperaba una intensa actividad incendiaria en aquellas aciagas fechas, tengamos que asistir a la contemplación de un fenómeno previsible con resignación e impotencia.

    Es también indignante, por sorprendente, la simultaneidad del origen de tantos focos de fuego en hora, día y territorio como si todos los delincuentes incendiarios se pusiesen de acuerdo para iniciar el combate.

    Tal como he señalado en mi artículo precedente deben aplicarse las metodologías policiales de prevención e investigación adecuadas a estos delitos. Existen expertos para ello. También, los alcaldes de los territorios afectados deben unirse y crear un frente común que sirva de catalizador, de ayuda mutua y que se aplique la normativa específica de estos casos y estimulen la utilización de las metodologías de prevención de delitos y subsiguiente investigación por expertos policiales especiales y profesionales ad hoc.

    Se trata de iniciar la aproximación al comienzo de un descenso progresivo, consolidado en el tiempo, del número de focos de fuego que, reiteradamente, verano tras verano, amenaza y pone en peligro la vida y propiedades de nuestros conciudadanos (muchos de ellos mayores, de edad avanzada) así como la riqueza de nuestra Tierra y los hermosos parajes ecológicos de nuestra Galicia.

    Y termino. Aunque parezca reiterativo y del más puro sentido común, el fuego forestal (de nuestros bosques, de nuestros Parque Naturales) o el de las tierras de labradío abandonadas colonizadas por matorral, es sinónimo de destrucción y muerte de la vida vegetal y animal que allí existe y por consiguiente de la Tierra en donde vivimos.

    No debe cundir el desánimo ni la resignación No nos debemos acostumbrar a que esta tragedia, que asola nuestra Tierra y destruye los tesoros ecológicos de Galicia sea cotidiana. En este combate, no valen las lamentaciones ni los lloriqueos. Que no cunda el fatal y odioso slogan que se atribuye a las gallegos Bueno, total... ! Bueno, total vai arder...! No rendirse nunca. Don’t overcome, never...Never!!!

    12 oct 2020 / 00:00
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