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Reseña Musical

“IX Ciclo Hilario Courtier”, en el Auditorio del Conservatorio Profesional

    Dos conciertos para completar el “IX Ciclo Hilario Courtier” del Conservatorio Profesional Superior de Santiago y que nos invita a su propio Auditorio, el primero que se ofreció el viernes, para completar el próximo día 4 de febrero -a las 16´30 h.- alumnos del profesor Efrén Escuredo, eligieron obras de F. Danzi y Giussepe Mª Cambini. De Franz Danzi, el “Quinteto en Si b M. Op. 56”, confiado a Candela Pereira Seijo (flauta), Xoel Amigo Moure (oboe), Milagros Angueira García (clarinete), Miriam Pardal Figueiro (trompa). Danzi fue un compositor y director de orquesta alemán, hijo del italiano Innocenzo Danzi, un chelista de la orquesta de Mannheim, una de las más ilustres de la época y que marcaría un momento de suma importancia, entre 1754 y 1783. Había sido discípulo del su padre y del abad G. J. Vogler, en la capilla en Mannheim, antes de trasladarse a Munich. Fue Kapellmeister en Stuttgart, y director de la orquesta de esa ciudad (1807/81), antes de pasar de nuevo como kapellmeister a Karlsruhe. Se le considera como un compositor prerromántico y autor también de óperas, que han quedado prácticamente postergadas por la posteridad, salvándose preferentemente, las creaciones de estilo camerístico. Parte del legado lírico, acabará influyendo e Karl Mª von Weber, compañero a lo largo de toda su vida, en esas labores compositivas. Mención merecieron sus “singspiel” y melólogos o algunas obras sacras.

    Giuseppe Mª Cambini, autor del “Quinteto en Si b. M”, para instrumentos de viento, tratado por Javier Lareu Mendo (flauta), Sara López Dios (oboe), Manuel Vázquez Señor (Clarinete), Andrea Pombo Boo (fagot) y Almudena Rebolo Rey (trompa). Cambini, un autor con más de 400 obras en catálogo en el espacio camerístico, desde cuartetos para cuerda, un cuarteto concertante, tríos en distintas combinaciones, quintetos para dos violines, dos violas y chelo, quintetos para flauta y cuerdas, que fue publicando entre 1777/82. Realizó una larga carrera en París y se llegó a aceptar que pudo ser alumno del Padre Martini, en los años de estudios, en Italia. Fue director musical del Teatro Beaujolais, pasando poco después al Teatro Louvais, dinamizando el estreno de ópera de gran reclamo. El espíritu de la Revolución Francesa, influyó en sus planteamientos cívicos y estéticos, que le estimularon a componer obras de talante patriótico. Colaboró con la redacción de “Les Tablettes de Polymne” y su vida tendría un triste final, producto de una enfermedad mental. Obras suyas tendrán un valor didáctico que creará escuela y algunos de los trabajos, tuvieron como destinatario al naturalista Etienne de Lacépède.

    Para el próximo día 4- 16´30 h.-, la jornada quedará destinada a conjuntos de percusión o conjunto de flautas que apuesta por motivos de la universal “Carmen” de Bizet, inspirada en P.Merimée y que respondía a exotismos de moda en le Francia de la época, de la que sobresalían números como la “habanera” “L´amour est un oixeau”, no menos atractivo de los que llevarán a la ópera a un futuro irresistible, números de todos conocidos, que se ofrecían a arreglos de todo pelaje, como bien sabemos. “Toréador en garde”, la posible seguidilla, “Prés les remparts de Séville”, o la romanza “la fleur que tu m´avais jetée”. Osados hubo que la consideraron como ópera española por esos exotismos que se ofrecen, pero quizás no estuviesen tan lejos, un decir. Gabriel Fauré, deja detalles de la “Cantique de Jean Racine Op. 11”, obra coral y juvenil, perteneciente a los años de estudio en la École Niedermeyer, con esta breve composición que remite a versos del Breviario romano, de 1655/6, en una dedicatoria de consideración a su apreciado César Franck y ejecutado por primera vez en la Societé Nationale parisina. Dudaría el autor en el tema del posible acompañamiento, y así nacieron las posibilidades de utilizar un armonio, un quinteto de cuerdas y hasta una orquestación, que acabará realizando en 1906. Un sencillo ejercicio voluntarioso escolar, que en cualquier caso, no deja de ser un modelo de lo que vendrá posteriormente en las obras corales, como el “Requiem Op. 49” o algunas de las misas.

    Otra de las formaciones para esta sesión, elige piezas de la ópera “Così fan tutte K. 588” (Ossia, la Scuola degli amanti”, de W.A. Mozart, entre abundantes arias, dúos o quintetos. Dúos como el de ”Guillermo” y “Dorabella” o el de “Fiordiligi” y “Fernando”. Lorenzo da Ponte fue cómplice de las óperas por excelencia, desde el “Don Giovanni” a “Les nozze di Figaro”, y para un analista como Mila, esta ópera junto al “Quinteto de cuerdas K. 614”, son sin duda los vértices de este período, aunque curiosamente, el libreto llegó a ser considerado como un trabajo banal e insustancial, y una copia sin más de “Les Nozzes di Figaro”. No hará falta añadir nada a semejante opinión. De Carlos Gardel , el tango “La Cumparsita”, al que siempre asociamos con su vez, y cuya música pertenece a Gerardo H.Martos Rodríguez. Tangos de cafetines, boliches, conventillos, que fueron los lugares naturales de arraigo, en los que templó su estilo. “El vuelo del moscardón”, como parte de “El cuento del Zar Saltán”, de Nikolai Rimsky Korsakov, un interludio en zumbido inquietante para dar colorido a esa especie de cuento de hadas, en el que están involucradas tres hermanas y esta pieza, se utilizada para cierre del acto tercero.

    29 ene 2022 / 01:00
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