Juntos nos irá mejor

ÚLTIMAMENTE las cosas nos vienen dadas de manera tal que es mucha la gente que necesita ser asistida por las instituciones públicas, de cualquier tipo que estas sean, para hacer frente a dificultades, incluso elementales, a veces tan sólo para seguir viviendo. Estos días se ha vuelto a poner de manifiesto en las operaciones de desplazamiento poblacional que ha requerido la entrada en erupción el volcán canario, así como de lo que haya que atender luego de sus consecuencias.

Si a estos últimos sucesos añaden ustedes a la misma pandemia, que ya va para largo que la sufrimos, no podrán discutirme, ni siquiera con holgura de razonamiento y diversidad de opiniones, que, cuando vienen las dificultades, no hay manera de resistir si no se dispone de un sistema público, es decir, a disposición de todos, sean quienes sean y tengan lo que tengan, que asuma la capacidad y el coste de atender la emergencia.

Y he dicho capacidad y coste. Capacidad, porque
en esos momentos es cuando se requiere la disponibilidad de profesionales de los mejores que pueda haber, porque lo que se les ha de exigir es sumamente complicado, y coste, porque disponer de esos mismos profesionales, ¿qué quieren que les diga?, cuesta una pasta, porque nada cae del cielo así porque así, si no son
beneficios de las eléctricas.

Y capacidad para disponer de profesionales y atender lo que cuestan, eso, sólo lo puede hacer un sector público, pagado por todos, sí, pero que no limita sus entendederas a la mera ganancia comercial. Y si esta parte, la de la ganancia, no es fácil, que tampoco lo quiero decir, menos lo es todavía el decirle a la gente: ¡oye, paga lo que debas pagar, que es para todos lo que se gasta!

En estas circunstancias, por cierto, los liberales, quiero decir que esos que dicen que cualquier impuesto es un atentado a las libertades y cosas por el estilo, depredación estatal, de la burocracia caníbal, suelen estar callados. O incluso arracimados entre los gritos de la reclamación. Como si no supiesen que lo que cuesta alguien lo tiene que pagar.

Miren: cuando ustedes paguen sus impuestos, pidan cuentas. Que les expliquen cuanto y en que lo gastan. Pero no eludan nunca su responsabilidad cívica, porque, llegado el caso, todos tendremos que pagar lo que ustedes no pagaron cuando les tocaba. Me entienden, ¿no?

Y esto no es cuestión de ideologías, que si público o privado, no, sino sólo de sentido común. Y quienes no lo entienden es que tampoco entienden que es o todos para todos o todos contra todos. No hay más. Y sólo por defender esto vale la pena una revolución.