La Iglesia y Cataluña
AL hablar de Iglesia se está haciendo alusión a la católica española y al hacer referencia a Cataluña se contrae este comentario al pronunciamiento que el secretario de la Conferencia Episcopal de nuestro país emitió a los medios de comunicación en relación a los indultos concedidos por el actual Gobierno de España a los políticos catalanes condenados por sentencia firme a causa de la comisión de delitos de sedición y/o malversación de caudales públicos.
Desde el presupuesto básico del respeto a la libertad de opinión que hay que reconocer a todo ciudadano conviene, sin embargo, aclarar que se está ante la que emite un miembro destacado del episcopado español que no parece actuar, en este caso, institucionalmente, en nombre del mismo, sino que lo hace a título personal, aunque con la carga de autoridad que conlleva el ser miembro destacado de dicho episcopado, algunos de cuyos miembros, seguramente, comparten la opinión de su secretario- portavoz.
El órgano colegiado de los obispos españoles, ante la divergencia de criterio detectada en su seno respecto al tema de referencia, optó por no formular pronunciamiento institucional alguno, dejando en manos de su portavoz la transmisión del criterio episcopal.
Sin cuestionar, en modo alguno, la legitimación del colegio episcopal español para emitir su opinión, fundada en la doctrina de la Iglesia Católica, respecto a un tema que afecta a una parte importante de la ciudadanía de ese país que se confiesa creyente del Evangelio cristiano, sin embargo, en esta ocasión, se puede estar ante una alocución eclesial que no llegue a satisfacer, plenamente, a un buen número de católicos españoles, incluidos algunos catalanes, que no acaban de entender el tratamiento, condescendiente en exceso, que es está dando a las pretensiones independentistas de Cataluña
Y es que, si bien es cierto, que una parte importante de la población catalana, en la que se incluyen católicos, no rechazan las ideas que llevaron a algunos de sus representantes políticos a ser condenados judicialmente y a ingresar en prisión, no lo es menos, también, que en el resto de España existe un sentimiento generalizado de reproche a la pretendida independencia de Cataluña y que, como es obvio, la Conferencia Episcopal española representa a todos los católicos españoles.
Desde la perspectiva apuntada y aún reconociendo los términos del pronunciamiento del secretario de los obispos españoles, parece que la cobertura dada a los obispos catalanes se revela, cuando menos, poco oportuna.