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La jueza de Marbella y el teorema matemático

    EL auto de la jueza de Marbella dando la custodia de un hijo al padre y no a la madre, alegando entre otras razones la bondad de Marbella para la educación del hijo frente al de Muros situado en la Galicia profunda, ha dado lugar a diversas reacciones, incluyendo la del Parlamento gallego, mostrando su indignación, indignación sentida por muchos gallegos y también de españoles de fuera de Galicia.

    El Consejo del Poder Judicial ha permanecido una vez más mudo, confundiendo la protección de la labor de la justicia, con la protección de las tonterías que con más frecuencia que la deseada dicen y hacen los jueces españoles.

    El auto es significativo del ambiente social en que se mueven ciertos jueces. A la jueza no la preocupa que Marbella sea una de las capitales del narcotráfico de la Costa del Sol donde residen bastantes cabecillas de mafias de distintas naciones. Tampoco le preocupa que, hace no relativamente muchos años, era noticia por el grado intenso de corrupción urbanística, ni tampoco el grado de ineficacia que mostró la justicia de allí para combatirlo.

    La jueza debe de tener un sistema de valores interiorizado, tal que considera que el narcotráfico y corrupción de Marbella son cosas menores comparadas con estar en la Galicia profunda. Además de su ignorancia sobre Muros, piensa que tiene derecho a pontificar sobre ello, porque parece que siendo jueza pueden hablar y escribir sobre lo divino y lo humano, por el mero hecho de serlo.

    El auto viene a confirmar un teorema que un amigo que sabe Matemáticas enunció: dada una tontería muy grande de valor H con H lo grande que se quiera, siempre se puede encontrar un juez con un sentido común tan pequeño, llamémosle épsilon, que afirme que esa tontería es acertada.

    No solo en los últimos tiempos la jueza de Marbella ha dado la nota, ha habido otras actuaciones que también han sido notables, como el archivo contra los que filmaron a mujeres haciendo sus necesidades en Viveiro. Todo ello contribuye a explicar porque los españoles consideramos, según las encuestas, que la Administración de Justicia es de todas las administraciones la peor valorada. También los análisis económicos la señalan como uno de los principales lastres para el desarrollo de la actividad económica.

    Ante todas estas cosas que suceden, es clamoroso el silencio de las asociaciones de jueces, ya sean conservadores o progresistas. Solo manifiestan preocupación sobre cuantos puestos van a ocupar en el Consejo General del Poder Judicial y así acceder a los órganos judiciales superiores.

    Ser juez y fiscal no es fácil, como en algunos casos de custodias de hijos. La sociedad española debe preocuparse para tener jueces y fiscales cada vez mejores. Para ello es necesario abordar una reforma de todo el sistema judicial, con gran hincapié en la formación y acceso.

    05 nov 2021 / 01:00
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