Santiago
+15° C
Actualizado
sábado, 10 febrero 2024
18:07
h

Lo dijo Lennon: imagina un solo mundo

    DURANTE ESTAS NOCHES DE CONFINAMIENTO impuesto me cuesta dormir, cuando consigo cerrar los ojos, no descanso. Tengo pesadillas recurrentes y al despertar no sé si sigo soñando, quiero suponer que lo que describo es producto de la circunstancia excepcional que estamos viviendo y pasará, todo pasa, ¿no? Ahora mismo tan sólo intento despistar a mi mente y contar los días que faltan para la tan ansiada vuelta a lo que han denominado “nueva normalidad”.

    Lo que no entiendo todavía es si la desescalada en fases hacia esa nueva normalidad viene con otras intenciones que no sean las de recuperar la vida que ya teníamos. Me detengo un instante: ¿dónde estábamos hace apenas dos meses y cuáles eran nuestros valores como seres humanos antes de la pandemia? Empiezo a dudar seriamente si merece la pena volver a ser los que éramos entonces.

    En casi dos meses de lucha contra el virus he visto lágrimas, sufrimiento, solidaridad, agradecimiento. Volcarse en los demás ha sido la trinchera ante el enemigo invisible, pero también he visto insensatos egoístas mirándose en su espejito mágico, sin pestañear. Espero que queden los gestos y actitudes de los primeros y se atenúen los embrujos pasotiles de los que tienen por costumbre ir a lo suyo.

    Deseo saber que puedo creer en la gente, confiar en que la sociedad tiene sentido común y va a ayudar a los desprotegidos, a los sintecho, a los excluidos, a los que ya no tienen esperanza, pero sobre todo que vamos a dejar atrás el “yo mi, me, conmigo” para conjugar el nosotros, nuestro, nos y con nosotros.​

    Me gustaría, por fin, escuchar a críticos constructivos clamar en favor de lo que es justo, lo que está por encima de la mediocridad, vislumbrar entre todos lo que hemos sido hasta ahora, muy egoístas, y más en esta situación extrema. Toca abandonar ese rol y despertar de verdad.

    Siento que estuvimos disfrutando una vida ficticia, como si el universo nos estuviera poniendo día a día ante una paradoja creada para hacernos ver que la realidad ya no puede ser la misma. ¿Un virus nos contamina y nos descontamina a la vez? La respuesta a esta pregunta necesita tiempo, quizá tenga todo que ver con un sentido cósmico que no logramos entender por ahora.​ Noto en mis conversaciones diarias el hastío y desesperación de algunos, los miedos de pocos y las ansias por abandonar la penitencia que nos impuso un virus de muchos.

    Presiento que nada volverá a ser como era antes, y aún en la desesperanza soy optimista. Algunos o algunas siguen a su bola porque aún no comprenden el significado de bien común, interés general, derechos inalienables o lo que es formar parte de la humanidad. Pero, sí estoy segura de algo entre tanta incertidumbre es que ese aprendizaje también en algún momento les vendrá dado, como todo lo que ha llegado hasta ahora a trompicones y sin aviso. ​

    La pandemia está destrozando la vida de muchísimas personas; ha traído consigo una lacra económica de la que tardaremos en recuperarnos. Tenemos la ineludible obligación de enfrentarnos a sus consecuencias, pero espero que ya con otras armas.

    Esta anormal normalidad viene para quedarse entre nosotros, y sobre todo para que recapacitemos. Volver a los usos y costumbres de antes no es lo sensato ni lo que deberíamos hacer, por eso nuestros sueños nos están advirtiendo. El inconsciente sabe que debemos cambiar las cosas para que todo vuelva a su sitio, a aquél en el que debería haber estado siempre. En la utopía de Lennon imaginando un mundo mejor. Ojalá, ojalá.

    10 may 2020 / 00:16
    • Ver comentarios
    Noticia marcada para leer más tarde en Tu Correo Gallego
    TEMAS
    Tema marcado como favorito
    Selecciona los que más te interesen y verás todas las noticias relacionadas con ellos en Mi Correo Gallego.