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Los futbolistas de Irán

    LA frase “una imagen vale más que mil palabras” tiene muchos padres aunque suele atribuirse al sociólogo de la comunicación Marshal McLuhan. Lo cierto es que hay imágenes que tienen una fuerza expresiva más potente para transmitir un mensaje o expresar las dimensiones de un problema que la mejor descripción oral

    Imagen singular fue la que dejaron los jugadores de la selección de Irán que en el primer partido del campeonato, que finalizó ayer, decidieron no cantar el himno de su país por la represión que sufre su pueblo que protesta contra la violencia que padecen las mujeres después de la muerte de la joven Masha Amini a manos de la Policía de la Moral. En represalia por esta actitud, las autoridades del país amenazaron a los jugadores con el encarcelamiento y la tortura a sus familias, pero ellos no estaban solos. Su “silencio expresivo” mientras sonaba el himno también lo mantuvieron los aficionados iraníes en las gradas del estadio.

    Entre los jugadores sobresale la valentía de su capitán, Ehsan Hajsafi, que en rueda de prensa fue claro en la defensa directa a los derechos de las mujeres y de “las valientes familias que saben que estamos con ellas... las condiciones en nuestro país no son las correctas y nuestra gente no está contenta. Nosotros estamos aquí pero eso no quiere decir que no tengamos voz... Espero que algún día se acepten las demandas del pueblo”, dijo. Otro futbolista, el delantero Sardar Azmoun, se mostró crítico en términos parecidos y también está perseguido por el régimen por apoyar públicamente la misma lucha.

    Por esta causa hay miles de presos y más de un centenar de condenados a muerte, entre ellos Amir Nasr-Azadami, joven futbolista de 26 años que fue sentenciado por expresar la misma defensa de las mujeres.

    La rebelión-reivindicación de los iraníes –futbolistas y aficionados– recuerda la imagen de Tommie Smith y John Carlos, los dos atletas negros de EE.UU medallas de oro y bronce que en los Juegos de México 68, mientras sonaba el himno de su país, inmortalizaron el Black Power, el Poder Negro con el brazo en alto, sus puños cubiertos con guantes negros y sus rostros mirando al suelo en protesta por la discriminación que los negros sufrían en su país.

    Nilufar Saberi, una defensora iraní de los Derechos Humanos, describe la situación como “la inquisición islamista... hemos retrocedido a la edad media”. Afirma que en su país “no hay día que no se ejecute, no se torture o no desaparezca alguien”.

    Parafraseando a Machado, en la lucha y defensa de una causa justa, “caminante no hay camino, se hace camino al andar”. Ojalá que la lucha de estos valientes y del pueblo iraní sirva para que ese país conquiste la libertad.

    19 dic 2022 / 01:00
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