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Mantiene la distancia

    LOS presidentes de Estados Unidos, Joe Biden, y de China, Xi Jingping, son viejos conocidos de cuando ambos tenían responsabilidades distintas: el primero ejercía de vicepresidente estadounidense y el segundo preparaba su salto a la primera magistratura china. Ese conocimiento mutuo debiera servir para que el diálogo entre ambos fuera fluido y permitiera limar asperezas y rebajar el tono de las confrontaciones que puso en marcha Donald Trump. Sin embargo, tras la primera conversación telefónica entre ambos mandatarios se constataron las dificultades para dar marcha atrás en decisiones previas cuando dos países se disputan la hegemonía del mundo.

    Como representante de la primera potencia democrática del mundo, Biden expresó a su homólogo chino su preocupación por su deriva autoritaria la represión y las amenazas con respecto a algunas minorías chinas, como los uigures musulmanes, los demócratas de Hong Kong o Taiwan. Sin duda Biden tiene razón, pero se ha adentrado en un terreno muy deslizante por cuanto son aspectos que las autoridades chinas consideran que recaen sobre su ámbito de actuación interno y forman parte de su política nuclear de reunificación nacional. Sin embargo, Estados Unidos es para Taiwan su principal aliado y valedor y lo ha demostrado con el primer encuentro entre los representantes taiwaneses en EE. UU. y las nuevas autoridades que ocupan la Casa Blanca antes de que se produjera la conversación con Xi.

    La administración Biden está dispuesta a seguir la misma línea de distanciamiento iniciada por Trump y mantener un marcaje directo ante la agresiva política exterior que realiza el país asiático, de tal forma de Biden comunicó a Xi que las posibilidades de colaboración estarán marcadas por los intereses estadounidenses y encaminadas a preservar el modo de vida americano. De hecho, Biden está dispuesto a mantener la política comercial iniciada por su predecesor para hacer frente a la prácticas comerciales chinas que calificó como injustas y coercitivas, por lo que mantendrá la guerra de los aranceles, y aunque en la conversación no se abordó este asunto, su posición al respecto es de sobra conocida, con su disposición a utilizarlos como una baza negociadora con China.

    Pese a la advertencia de que no entrara en el terreno movedizo de los asuntos internos de China, ambas partes son conscientes de la necesidad de restaurar los mecanismos de colaboración para abordar los asuntos bilaterales y otros en los que coinciden los intereses de los dos países. La situación provocada por la pandemia, la vuelta de Estados Unidos a los organismos internacionales y de decisión multilaterales, con la preocupación sobre las consecuencias del cambio climático, o la necesidad de evitar una nueva carrera armamentística son puntos de acuerdo.

    En definitiva. Biden no se mostró nada condescendiente con Xi Jinping, mantuvo el tono de dureza hacia China de Trump y además en este asunto cuenta con el respaldo de los republicanos. Pero el presidente chino también dejó claras las líneas rojas que no va a dejar traspasar a Estados Unidos.

    08 jul 2021 / 01:00
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