Menos ‘estudiar’ y más trabajar

un estudio encargado por el Ayuntamiento de Santiago incide en el hecho de que la ciudad sigue lejos de padecer algún tipo de saturación turística, ni siquiera durante las fechas más moviditas del verano. Cada cual es libre de encargar los informes que le vengan en gana, pero habría que preguntarse para qué sirven dichos análisis cuando los flujos turísticos y sus perfiles están perfectamente diagnosticados desde hace ya muchos años. Así, todos sabemos, sin necesidad de acudir a expertos, que la inmensa mayoría de los visitantes aprovechan julio y agosto para conocer a Santiago. Muchos de ellos son peregrinos que aprovechan los meses de vacaciones para recorrer el Camino, y otros tanto son excursionistas que acuden a la ciudad aprovechando su estancia de varios días en localidades costeras. Sus costumbres son también muy conocidas: un buen porcentaje pasa solo unas cuantas horas en la zona vieja y se marcha en cuanto ha visto la Catedral y poco más. Otros, sobre todos los peregrinos, descansan en la ciudad un par de días y se van con la música a otra parte. Todo ese movimiento se registra de junio a septiembre. El resto del año, la inmensa mayoría de los forasteros son asistentes a congresos o grupos de amigos que hacen una escapada de fin de semana. Ese perfil es bien conocido sin necesidad de hacer más estudios. Urge, en cambio, poner en marcha medidas efectivas para solventar el verdadero problema que padece Compostela, no otro que volver a dar vida vecinal y comercial a un casco histórico que se ha enfocado por completo al turismo. Pues eso, menos estudiar y más trabajar.