Moreno Bonilla

EL discurso de Juan Manuel Moreno Bonilla se caracteriza por la templanza y el comedimiento, tanto a la hora de responder a las críticas que recibe de la oposición en Andalucía, como en el momento de desarrollar, con ilusión y prudencia, los planes que tiene para la región, que ya han empezado a dar sus frutos en sus tres años y medio al frente de la Junta.

Visité la Comunidad sureña los días previos a la votación. Y estaba allí, también, el día de los comicios. La tranquilidad que se percibía por las calles, las plazas y los bares, auguraba para él y para su partido una victoria tan placentera como contundente.

Desde el primer momento, este nieto de jornaleros e hijo de aguerridos trabajadores se mostró humilde y complaciente, con capacidad para reconocer el esfuerzo de los suyos, al tiempo que agradecer la confianza de los otros. Ni siquiera tras los impresionantes resultados electorales cayó el presidente malagueño (aunque nacido en Barcelona) en la vanagloria o la jactancia.

Todo lo contrario. Sus primeras palabras, una vez constatado el éxito del 19-J, son muestra de ese apacible “talante” característico de un hombre de 52 años que, sin ser esclavo ni de escándalos ni de estridencias, ha podido constatar ese afecto de los ciudadanos que los sondeos pronosticaban.

Fiel a sus convicciones, ni titubeó a la hora de alabar a su hasta ahora leal vicepresidente Juan Marín, ni lamentar el fatídico resultado de Ciudadanos. Agradeció las felicitaciones de sus colegas, y disculpó el silencio de ciertos amigos y hasta de algunos de sus contrarios.

Habló de su futuro equipo de Gobierno con respeto a los cargos actuales, pero sin ocultar que, al igual que todo gran líder, no renuncia a contar con ilustres militantes, e incluso con figuras destacadas de fuera del PP o del ámbito político que puedan aportar conocimiento, valía, experiencia y talento; “personas interesantes para la gestión en Andalucía”, y “más capacitadas” que él, llegó a decir, dando muestra de sabiduría y humildad.

Así lo hizo también en su momento Feijóo, quien supo invitar y contar con figuras de la sociedad civil, sin carné político, que aún hoy lo acompañan a él y a su agrupación en Galicia y en Madrid. Y es que Juanma Moreno, hasta cuando lo comparan con predecesores como Manuel Chaves, en vez de ensañarse con el PSOE, marca distancia, pero le reconoce su capacidad de interpretación de Andalucía.

Moreno asume el reto de saber dialogar con los andaluces, y el desafío de no defraudarles por esa confianza siempre efímera que han depositado en él. Y es que los ciudadanos cada vez confían más en los líderes cercanos; sobre todo en aquellos que, como Juanma, saben que disfrutan de “votos prestados” y apuestan por un estilo “reformista y liberal en lo económico” que la sociedad sabrá fiscalizar.