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“Na Beira” de “Pelepau”, con la Banda Municipal, en A Quintana

    Tarde respondona para la Banda Municipal, siempre que el tiempo nos salve de lluvias, en una sesión de variado aparato sonoro para el concierto en A Quintana- 21´00 h.-, dirigido por su titular Casiano Mouriño Maquieira, y que deberá poner bridas a la tropa del grupo “Pelepau”, que viene probando la resistencia y aguante del respetable con su abundante apoyo de recursos percusivos, mientras aprovechan canciones de dominio público por su aceptación y uso en reuniones familiares y conciliábulos de taberna o despendole colectivo. Vienen dando la tabarra desde el 2010 y en su base, un equipo de 11 instrumentistas sin cortapisas a la hora de sacudir sin medida las percusiones, en desafío a las propias voces, un desafío del que no estará exenta la propia Banda Municipal. Habrá que ver quien sale mejor parado, pero es seguro que quien se lleve el gato al agua, será el público asistente, que no se cortará ni media, para sacar partido en este festejo en las programaciones del día grande compostelano y en un espacio propicio como mandan los cánones. No se asusten ni pierdan la paciencia, de esto va la velada, protagonizada por estos atorrantes y profesores de escuelas musicales obcecados en divulgar ese repertorio cuidadosamente destilado para las pretensiones requeridas.

    Grupo enraizado en el Suroeste de Galicia, prueban con espectáculos interactivos en complicidad con los asistentes al tiempo que coparticipantes, de los que se sentirán a sus anchas si todo se maneja a demanda de lo anunciado. Que nadie contenga sus apetencias no soltar algún que otro aturuxo, porque resultará como un detalle de acentuación y entusiasmo. Para ello, el registro que les valió como tarjeta de visita, “O vivir en Vigo, que bonito é”, una respuesta de los olívicos a los vecinos herculinos, hablando en jerga deportiva. A ver quien dilata la cuchipanda hasta horas más avanzadas, rayando las primeras luces del día. Un registro para dar pisto al Casco Vello, en la celebración del día da Reconquista, que dejará cual testimonio un video promovido por “Sombra Produccións”, trabajado sin regateo de medios, gracias a uso de tres cámaras, desde distintos ángulos. Para confirmarlo, el resultado que sería “Fío e agulla”.

    Un tropa sin ataduras, en la que se manejan a todo trapo tamboriles, cunchas, pandeiros, claves, bombo, cencerros y otros elementos que contribuyan a caldear el cotarro en el que las voces, resultan un elemento innegociable, por esas cantinelas elegidas al buen tuntún, nada de cortapisas ni temores premeditados, que para ello estarán como garantes la nómina de estos osados: Miguel A.Pereira, Iván Blanco, Alexandre Fernández, Diego Cabaleiro, Alberto López, David Gómez, Rubén Crespo, Diego Pazo, Nico Ricon y Jesús Alonso. Lo que viene a ser el equipo titular del salto al vacío en esta aventura que parece darles buenos resultados, vistos los años que llevan a cuestas sin arrojar la toalla.

    Canciones de cajón de sastre, como podrá aceptarse, piezas jocosas y festivas con dobles sentidos como la popular “O gato”, un detalle para los incondicionales de los mininos. La rumba de “Montealagre”, que corrió de voz en voz, y con aceptable cartel en las bandas municipales y en las cuchipandas de vecindario. “Maracatú”, con más vueltas que un trompo aunque su origen quede diluido en los ancestros de procedencia, nada menos que antiguas danzas rituales de sincretismo religioso de procedencia afrobrasileña, y que creció codeándose con otras de similar arraigo, como el frevo, el forró, el baiâo o las variantes de la samba. Tierra feraz, verá crecer ritmos en mutuas influencias desde el período colonial, para transfigurarse sin el menor recato, en lo más opuesto y desvergonzado. “Xa me dixo o teu paí”, será otra de esas cantinelas de corrillo para celebración colectiva, que no faltará en el repertorio de “Pelepau”.

    “O sacristán de Coimbra”, relució en sus mejores galas, cuando Pilocha la llevó al disco, que ya pintaba sus resabios por la propia letra: “O sacristán de Coimbra, facía de mil diabluras, mollaba o pan en aceite, deixaba os santos a escuras. E bate fado e bate ben, ti ere la causa do meu desdén. O mar tamén ten amores, o mar tamén ten mulleres, está casado coa area, dalle bicos cantos quer...”. “Sementeira”, fue caballo de batalla de “Fuxan os Ventos”, cuando la formación coral sentaba con holgura sus reales, allá por los setenta: “Sementar sementarei, loguiño de clarear, en tanto no pobo medre, un meniño, un vello e un cantar. Un meniño rebulgueiro que fale na lingua nai, que suba a os pexegueiros, a froita a roubar...”. “O paraguas do Xosé”, otro de aquello gracejos que dieron razones de suficiencia a la banda “A charanga d Cuco De Valle”, y que se extendió cual reguero de pólvora, gracias a su picardía de aire divertido. “Para Vigo me voy”, es decir, Don Ernesto Lecuona, muy apreciado igualmente por sus zarzuelas de entrecruzamientos estilísticos. Mientras A. Roldán se ganaba la vida tocando el violín en cabarets y restaurantes, y Alejandro García Caturla era pianista de jazz y danzón, saxofonista y clarinetista, además de cantante, Lecuona, con los “Cuban Boys”, interpretaba las congas “Panamá” y “Para Vigo me voy”, originalmente conocida como “Say, sí sí”.

    25 jul 2021 / 04:25
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