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Nebrija

A lo largo de toda mi vida, uno de los lugares que he identificado sin lugar a dudas como la perfecta imagen del Paraíso es una imprenta. Todas ellas, más bien, con distintas gradaciones correspondientes al nivel de desarrollo tecnológico, pero sin demasiadas diferencias. He colaborado en el pasado en varias de ellas. Como la de mis amigos los Facal, en Carballiño. Puramente artesanal, se dedicaban a labores muy obvias, como hacer los carteles para los partidos del gloriosísimo Arenteiro (el que tuvo entre sus filas a Rivera, que acabaría en el Sevilla, o a Ferradás, que fue del núcleo duro del Pontevedra del “Hai que roelo”; el que resistió ante el Valencia con un empate a unos todo el partido y luego se vino abajo en la prórroga; pudieron verlo hace poco retransmitido por televisión para toda España desde el campo de Espiñedo). Allí contribuí con mis colegas a hacer una revista mítica llamada Orcellón. Y les diré que hay algo ahí que conquista por su grado de meticulosidad, por el ardor que le ponen los impresores a su oficio. Una especie de amor eterno e imbatible. Ellos son plenamente conscientes de que son el instrumento palpable y objetivo de la difusión del saber y de la cultura... Precisamente por todo eso me sorprendió tanto que una novela absolutamente maravillosa que acabo de leer comience con un asesinato en una de ellas...

SALAMANCA

El hecho tiene lugar el 25 de noviembre de 1506, en la calle Nueva de Salamanca, entre san Isidro y el Desafiadero, y exactamente, para más señas, frente a las Escuelas Mayores del Estudio salmantino. Un tipógrafo llamado Bartolomé de Vadillo está trabajando de noche en el establecimiento de Juan de Porras, ultimando el tiraje del último volumen de la obra del ilustre humanista y gramático Elio Antonio de Nebrija. Dos extraños se cuelan, matan al impresor, desbaratan todo lo preparado ya para ese nuevo libro y se llevan, de paso, unos cuantos originales del mismo autor que, por determinadas circunstancias, se hallan allí también. La novela a la que me refiero es el último lanzamiento del excelso y apreciabilísimo Luis García Jambrina, se llama El manuscrito de niebla y ha aparecido, como de costumbre, en Espasa. El venerable doctor ve claramente que el hecho guarda relación directa con su persona, y encarga a su antiguo discípulo Fernando de Rojas, pesquisidor real y celebrado autor de La Celestina, que investigue el caso. Ahí comienza una trama compleja, donde entra un asesinato a un rey, una red de intereses oscuros y la presencia, cada vez más decisiva, de la Inquisición, con el siniestro arzobispo Diego de Deza tras parte del entramado...

24 ene 2022 / 01:00
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