No es oro todo lo que reluce en Andorra

MUCHO es lo que se ha escuchado hablar a lo largo de las últimas semanas sobre el tema de la fuga de capitales de España a Andorra. Desde que el tan seguido youtuber español, El Rubius, anunció a finales de enero su mudanza al pequeño país, se ha destapado la caja de los truenos sobre multimillonarios que, tras amasar una gran fortuna, se domicilian en Andorra para evitar pagar los, en gran medida, abusivos impuestos españoles.

Pero, ¿debería esto preocuparnos? Se han escuchado argumentos de todo tipo, desde que nuestros impuestos son necesarios para gozar del sistema actual de bienestar que tenemos, principalmente contribuyendo a la Educación y a la Sanidad, algo que no es cierto –ya que de los presupuestos generales del Estado solo una pequeña parte se destinan a este fin, y más de la mitad a pagar chiringuitos políticos–, hasta que es normal que se vayan cuando aquí una renta tan elevada como la de estas grandes fortunas debe pagar casi la mitad (un 45 por ciento de lo que recauda).

Aunque, de lo que muy poca gente está hablando es del hecho de si les resulta productivo mudarse a Andorra a estas personas. La respuesta que inmediatamente nos viene a la mente es “sí”. Pero, a largo plazo, no siempre es así. Andorra está muy bien para vivir de tu trabajo de manera unipersonal, pero en el caso de que quieras formar un proyecto más grande, como puede ser montar una pequeña empresa, por ejemplo, durante el primer año de creación solo podrías contratar a dos trabajadores. Inviable se mire por donde se mire.

Además, el sistema político y, por tanto, económico, de este pequeño país europeo, es muy proteccionista, muy centrado en defender los intereses de la población nacional y muy poco la de los emigrantes –que, contradictoriamente, suponen un 60 por ciento de los habitantes–.

Para que nos hagamos a la idea, es tan proteccionista que solo existe una línea telefónica perteneciente a la compañía AndorraTelecom, que impone los precios, sin competencia, y empresas ya implantadas ampliamente en todo el mundo como pueden ser Amazon o JustEat ven dificultades para poder atravesar las aduanas.

Así que, en el caso de empresas que quisiesen operar desde Andorra de cara al exterior, el tema de las fronteras sería un auténtico problema. Al no formar parte de la Unión Europea, no cuenta con libre movilidad de mercancías y, eso podría demorar los tiempos de entrega incluso meses.

Por otro lado, también se está hablando mucho de que Andorra es un paraíso fiscal encubierto, donde los multimillonarios, además de no pagar elevadas tasas, no tienen que rendir cuentas sobre la procedencia de su capital. Y, una vez más, los que sean de esta opinión, se equivocan.

Si bien hace unos años los bancos andorranos trataron de captar capital extranjero utilizando esta estrategia de privacidad, no pudiendo revelar a otros países ni compañías información sobre su red clientelar, desde hace un lustro esto se acabó, de manera que ahora se están comenzando a investigar todas las sospechas de estafa y falsificación.

No todo es oro lo que reluce, y no hay gran imperio que cien años dure.