Nuevo Gobierno

LA salida del ministro Salvador Illa del Gobierno por su candidatura en las próximas elecciones en Cataluña va a ser aprovechada por Pedro Sánchez para remodelar la estructura de su Gabinete, más allá de cubrir esta vacante en el departamento de Sanidad. En principio se tratará de conseguir mayor flexibilidad en la coordinación de las políticas gubernamentales para lo que probablemente se dé un giro tanto a la portavocía del Ejecutivo como a las competencias de algunos departamentos ministeriales.

Tres principios configuran el funcionamiento del Gobierno en su ley de 1997: el principio de dirección presidencial, que otorga al presidente del Gobierno la competencia para determinar las directrices políticas que deberá seguir el Gobierno y cada uno de los departamentos; la colegialidad y consecuente responsabilidad solidaria de sus miembros; y, por último, el principio departamental que otorga al titular de cada ministerio una amplia autonomía y responsabilidad en el ámbito de su respectiva gestión.

Precisamente, esta responsabilidad y competencia de los ministros en el ejercicio de su actividad no cabe duda que será tenida muy en cuenta por Pedro Sánchez a la hora de configurar este nuevo Gobierno.

Hay ministros muy quemados, como sucede con el titular de la cartera de Interior, Grande-Marlaska; otros han fracasado en algunos de sus cometidos principales, tal es el caso del actual ministro de Justicia, Campo; algunos sencillamente aspiran a ocupar otro puesto de mayor relevancia fuera del Gobierno, y aquí se podría situar a la responsable de Defensa, Margarita Robles; y, en fin, otros han revelado su incompetencia para el cargo, como pasa con Rodríguez Uribes al frente del Ministerio de Cultura.

A lo que se uniría, como ha sido anunciado, la asunción de la cartera de Sanidad por parte de Carolina Darias que ahora dirige Política Territorial y Función Pública, departamento que iría a parar a las manos del primer secretario del PSC, Miquel Iceta.