Santiago
+15° C
Actualizado
martes, 23 abril 2024
16:11
h

Oportunidades y riesgos

    Es verdad que el mundo ha cambiado sustancialmente, en parte porque la vida es una oportunidad continua, pero también los riesgos nos desbordan en ocasiones, dejándonos sin nervio ni corazón, hundidos en el miedo y en la desesperación. Para remate de males, nadie suele considerar a nadie, sobre todo si es pobre. El respeto camina ausente y la alegría de vivir suele apagarse con multitud de lágrimas, ante la crecida de hechos violentos, que nos dejan sin palabras. Todo se mueve bajo la presión inhumana, deshumanizante por completo, puesto que la misma economía es excluyente. Tampoco se puede tolerar más, que mientras unos privilegiados derrochan, otros se mueran de hambre o caminen por las esquinas, sin una palabra de aliento. Me niego a que los poderosos continúen comiéndose al débil. Desde luego, los Estados sociales y democráticos de derecho, tendrán que atajar ese maligno reino de desigualdades y reivindicar la justicia, con acciones contundentes para provocar una mayor equidad e inclusión social en todos los continentes.

    Cada día hay más vidas truncadas por falta de espíritu cooperante entre análogos. La irresponsabilidad suele germinar, hasta en los mismos gobiernos, que han activado el no hacer nada ante los clamores de los demás. Fruto de este espíritu cruel, es que se ha desarrollado una globalización pasiva e indiferente, que nos deja sin alma. Realmente, somos una generación que necesitamos aprender a reprendernos, cuando menos para aminorar la multitud de riesgos que nos acorralan. Hoy, la historia nos ha demostrado que las tragedias humanas y medioambientales resultantes de ensayos tan mezquinos como los nucleares, u otro tipo de armas atómicas contemporáneas, son cada vez más poderosas y destructivas. Ante este cúmulo de riesgos, no podemos permitir que el mundo camine ciego hacia una nueva carrera armamentística. De hecho, pensando en el aluvión de conflictos, que pone en peligro la tranquilidad, alimentando el odio, la rabia, la frustración y el radicalismo, deberíamos interrogarnos más, hacer memoria del pasado, y ver nuevas circunstancias que la propia vida nos ofrece por sí misma. Aprovechar la oportunidad en todas las cosas es demostrar un espíritu renacentista. El ánimo no puede fallar nunca.

    Sin riesgos en la lucha por un mundo más habitable, perdemos la esperanza del cambio. Ahora bien, por más que nos empeñemos, no hay seguridad acumulando artefactos, sino estableciendo puentes de apertura y de diálogo, de diplomacia y entendimiento. Sin duda, necesitamos un nuevo sistema mundial de control de armas; pero se requiere de otras actitudes más solidarias.

    30 ago 2022 / 01:00
    • Ver comentarios
    Noticia marcada para leer más tarde en Tu Correo Gallego
    Tema marcado como favorito