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Oruña

Esta mujer maravillosa que se llama María Oruña lleva años escribiéndonos cierto tipo de textos, de narraciones fascinantes, que nos han hecho más felices, porque, ante todo y sobre todo, nos ha hecho soñar despiertos con un mundo con el que estamos totalmente de acuerdo: sigue siendo el nuestro, sin lugar a dudas, pero está poblado por una humanidad que respira una densidad aparte. Es como si quisiera justificar, con elementos avalados por una investigación absolutamente exhaustiva, las más mínimas conjeturas que nos condujeron a llevar a cabo todos los actos de los cuales hemos sido protagonistas a lo largo de nuestra existencia. El sobre qué escribe, casi no importa. Hasta ahora, eran tramas policíacas pletóricas de imaginación, en donde tenía el buen gusto de superponer culturas diferenciadas y hasta moderadamente opuestas: de gente proveniente de las Islas Británicas y de Cantabria, por darles un ejemplo. El resultado siempre ha sido modélico. Y nuestra experiencia como lectores ha salido, con ella, completamente reconfortada. Tras varias obras en esa onda, y cuando ya nos habíamos identificado plenamente con sus encantadores personajes, nos sale con un tema que, sencillamente, nos ha puesto los pelos de punta. ¡Dios mío...! Ha dado con nuestras claves, nuestras raíces, con los pasos perdidos de nuestra adolescencia, la muy bruja...

santo estevo

Me quedé en estado de shock desde las primeras líneas de El bosque de los cuatro vientos, que sale publicado mañana en Destino, como siempre. Ya me lo había advertido Alba Fité, la directora de comunicación de la casa: “Te imaginaba por esos bosques...” Y es estrictamente cierto. Todo pasa entre Santo Estevo de Ribas de Sil, Ourense y Oseira, en la actualidad y en un largo flashback de mediados de 1830. Cita a personajes conocidos, como al cisterciense Padre Damián, que se hizo amigo de Syd Barrett, el de Pink Floyd, y de Graham Greene, en sus estancias en su monasterio. Este último hizo al monje prota de Monseñor Quijote. Y sale el Eucaliptine (según receta del Padre Orsisio), de tan grata memoria. Tampoco hoy quiero hacer spoiler. Pero sepan que el héroe, Jon Bécquer, es una especie de detective de obras de arte robadas. Y que se le da por buscar unos anillos considerados milagrosos que eran antiguo motivo de peregrinaje al enclave de la Ribeira Sacra. Y descubre una historia fascinante cuyo eje son dos enamorados de principios del XIX, Marina y Franquila, farmacéuticos de vocación. Y los extraños guardianes actuales de los anillos... Una novela apasionante y perfecta, hecha para que todo el mundo agradezca a la querida María su áureo y sólido genio...

Ars longa, vita brevis

Hilary Hanh. Llevo años obsesionado por esta violinista a la que considero la mejor de su generación. Su registro de las Sonatas y Partitas para violín solo de Johann Sebastian Bach, hecho a la misma edad, 16 años, que Yehudi Menuhin, es incomparable. No ha parado de grabar desde entonces. Pero hoy les recomendaría su Concierto Opus 77 de Johannes Brahms con la Academy of Saint Martin in the Fields bajo la dirección del entrañable gigante Sir Neville Marriner. A ver quién es la guapa/el guapo que no se transfigura con este que es uno de los discos más impresionantes de la Historia de la Música. ¡¡¡Una experiencia única...!!!

24 ago 2020 / 00:20
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