Pascua en ‘led’

MADRUGARON los alcaldes con su tempranera Iluminación. Es una precuela navideña en su versión mercachifle: gasta mucho e intenta ser feliz. Miro renos en el gélido belén del Obradoiro: me dan frío cuando veo sus siluetas de bombillas led en versión municipal. Viven en la tundra asiática, en Alaska y en su modo Walt Disney invaden escaparates hispanos. Mi generación los ve como especie invasora, lo mismo que su auriga el señor papá Noel, inmigrantes poco integrados. La Navidad es melancólica y a veces rasposa. Embarullados con felicitaciones rituales nos interrogamos cada diciembre por su significado. Apartamos papeles de regalo y luminarias y aceptamos una Navidad que nos habla del misterio de cada niño, y en ese recién del día 25, tocado de sencillez y de humildad: Dios hecho hombre, acontecimiento histórico que puso el mundo patas arriba. Lo muy grande convertido en algo muy chico. Suceso que trajo muchas luces a los hombres y a las mujeres.

Guardo la impresión fuerte de mi visita de agosto al lugar donde se produjo la navidad: una cueva caliza, sin bombillas ni carburo en un país pedregoso lleno de polvo. El acontecimiento que evocamos los cristianos medio borrachos sucedió en un hueco robado a la pared. Lo mismo que la anunciación, el Gólgota y el sepulcro. Para acceder a todos ellos tienes que doblar espinazo, agachar la cabeza y cuidad de no darte un coscorrón. Lo piensas y valoras la grandeza de lo sublime encerrado en lo menudo, percepción apta solo para humildes: ‘os ha nacido una luz y una gran alegría’. El origen y el significado nido de las ‘led’ que encienden los alcaldes de Vigo y de Santiago es el nacimiento de este Niño. Esas luces que nos ponen Sánchez Bugallo y Abel Caballero remiten a quien nació sin bombilla y es luz para el Mundo.