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Pídete un globo

    EL DESCUBRIMIENTO de un globo chino sobre el cielo de Montana, Kansas, y otros lugares de los Estados Unidos, empujado, dicen, por los vientos del oeste desde las Islas Aleutianas, ha vuelto a poner sobre la mesa el regreso a la era de los espías. Es casi seguro que nunca nos han dejado, los espías de aquí y de allá, pero muchos los recordamos como una reliquia de la Guerra fría, casi como un elemento imprescindible en la narrativa de aquellos años que vivimos peligrosamente. Lo recordamos quizás a través del cine, a través de la literatura, mucho más que a través de la realidad real.

    Pero eso es porque un buen espía ha de ser escurridizo y lo más parecido a un ser invisible, aunque luego haga novelas, aunque descargue su experiencia oscura y silenciosa en el estallido de una buena ficción. Hemos amado a muchos escritores espías, o espías escritores, pero ahora, tal vez, esa pátina creadora, seductora, a fin de cuentas, pues la seducción ha sido siempre un arma muy de los espías, ya no interesa tanto. Muchos creen que el espionaje contemporáneo se construye sin glamur, con aire funcionarial, sobre todo en esa pulcritud azul de las salas de alta computación, donde los ojos atentos se aprestan a analizar lo que corre por las venas de la cibernética.

    El globo chino sobre cielo norteamericano, detectado en días claros y luminosos a pesar de volar a gran altura, ha levantado una oleada de opiniones y especulaciones, también vídeos en las redes, cómo no, donde ya hay muchos dedicados a la operación cazar el globo (fotográficamente, me refiero): no quiero ni pensar cómo será la vida cotidiana cuando tengamos drones hasta para traernos el desayuno, si es que llega a ocurrir. Pero sí: ahí están de pronto cientos de personas, avizorando el azul, los nuevos Tycho Brahe de la observación cenital, sorprendidos por un espionaje que parece de otro tiempo, algo que Sebastian Mallaby ha llamado en The Washington Post “el símbolo perfecto de la torpeza”.

    La torpeza es también un signo preocupante de este tiempo, me parece. Y el globo, tan visible, tan nítido en su blancura, en su viaje montgolfierano sobre, dicen, secretos ocultos, esa aparente inocencia de su derrota a merced de los vientos (los vientos de la tensión global, para ser precisos), produce una extraña sensación, sorprende y descoloca a los analistas de la cosa, que ven en el globo un espionaje de bazar, una estrategia de vigilancia demasiado cutre y directa, cuando en realidad imaginábamos ejércitos de avezados espías aplicados a lo suyo en los sótanos de la cibernética, haciendo calas en las venas y los nervios del mundo, en lugar de pedirse un globo, o sea, para vigilarnos a todos. No extraña que Pekín diga que sólo es una sonda meteorológica distraída, aventurada por error en cielo americano (aunque, en las últimas horas, parece que una segunda ha sido detectada en Latinoamérica). No extraña ese quitarle hierro al asunto, por no quedar retratados en lo retro, en la zeppelinesca aventura del globito.

    Pero, como dice Mallaby en el Post, el asunto es tan “estúpido y tan provocador”, al mismo tiempo, que ha capturado la atención de todos. Esta mirada escrutadora desde el cielo altera lo suficiente el incipiente deshielo entre los USA y China, hace que Antony Blinken no viaje al país asiático por culpa del incidente (o porque ha trascendido y desatado estupefacción), a pesar de que la visita había sido programada hace semanas. Un daño absurdo para el muy necesitado equilibrio internacional, afirman algunos analistas, pero, subraya Mallaby, una oportunidad para Biden, que espera deshinchar otro globo mucho más grande: el del desarrollo fulgurante de la influencia China en áreas diversas del planeta, insistiendo en los datos de ralentización (y cerrando su muy reciente alianza en materia de defensa con Filipinas y con la India, por ejemplo). Biden, sí, se agarrará a este globo, al menos para consumo interno, pero no interrumpirá en realidad el camino diplomático. Nadie cree que la nueva Guerra fría, probablemente en marcha, al menos desde la invasión rusa de Ucrania, vaya a depender de globos como este. El globo pasará. De hecho, mientras esto escribo, acaba de ser abatido. Quedará como imagen de espionaje retro, como el retrato certero de este extraño y peligroso momento histórico.

    05 feb 2023 / 06:00
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