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Por la estabilidad y el futuro de España

    UNA mayoría de españoles vive con estupor el aumento de la tensión política y mira al futuro con preocupación, dada la postura de Podemos, oportunista y torticera en unos casos y extemporánea en otros. Compadrea días pares y días impares con los partidos independentistas, aprovechando de forma desleal la tribuna del Gobierno.

    Utiliza en beneficio propio el viaje a Bolivia con el rey, firmando el llamado Manifiesto de La Paz; propone de forma inoportuna la celebración de un referéndum en el Sahara, deteriorando las relaciones con Marruecos; insiste sobre determinados objetivos económicos en contra de la postura de la UE y de lo que la situación actual permite; embiste contra la Monarquía, exigiendo al rey una neutralidad que los más sensatos identifican con respeto a la Constitución y a la unidad de España; crítica despiadadamente al poder judicial en cualquier circunstancia y, sobre todo, las condenas impuestas a los delincuentes independentistas; presiona con la concesión del indulto o la modificación del Código Penal; admira el “recorrido ético de la izquierda abertzale”, y ve con mejores ojos una negociación con los independentistas encarcelados sobre el referéndum de autodeterminación, que su estancia en la cárcel.

    Esta indignación merece respeto, pero no colaboran en la búsqueda de soluciones quienes utilizan el insulto sistemático procaz y villano contra el adversario, e incitan a “echarlos a cualquier precio”.

    Se imponen el análisis, la crítica dura, la cordura y la serenidad, con el fin de encontrar confluencias con los partidos que defienden la Constitución.

    En el seno del Gobierno parece haber algo más que diferencias de criterio: unos pretenden hacer tabla rasa de lo conseguido en cuarenta años, y otros consienten más de lo que la dignidad y la paciencia aconsejan.

    Dadas las incertidumbres que se ciernen sobre las ayudas europeas,
    debería producirse un acercamiento que permitiera conseguir un Gobier-
    no asentado en un fuerte apoyo cons-
    titucional.

    Hoy más que nunca debemos afrontar el nuevo año con la esperanza puesta en ese pacto amplio, que necesita realismo y humildad en los posibles firmantes y el olvido de los últimos debates parlamentarios.

    Recuerden la afirmación de Albert Einstein: “La tiranía totalitaria no se edifica sobre las virtudes de los totalitarios, sino sobre las faltas de los demócratas”. Es hora de que los verdaderos demócratas asuman su responsabilidad por la estabilidad y el futuro de España.

    02 ene 2021 / 00:00
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