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Reseña Musical

¿Qué sabemos del Kornyx y de las cornas?

    Concierto entre páginas de óperas barrocas, un detalle de Ottorino Respighi y los sonidos ancestrales reivindicados por el investigador de instrumentos, muchos recuperados del olvido y reinventados en lo posible, Abraham Cupeiro, artista que se ofrece con soltura a semejantes aventuras, llegaban en cascada instrumentos de los que prácticamente no se conservaba más que una noticia diluida en la memoria de los indagadores o en los creadores de relatos en la cuerda floja de lo puramente imaginario. El Kornyx, uno de esos artefactos, se convirtió en bandera al lado de otros con los que se maneja con soltura y flexibilidad. Un instrumento que le facilitó la experiencia de probar con uno descubierto en las frondas boscosas, en Tintignac, en 2004. La corna, de la que se escucharon tres tocatas, de las que el intérprete acude a la recuperada por Carlos Tallón.

    Cupeiro es artista que ha conseguido marcar un espacio único y personal, que le facilitó afortunados encuentros con profesionales de la música, quienes descubrieron posibilidades de indagar sobre nuevos espacios sonoros, desde el acordeonista Vadzim Yukhonevich a Wladimir Rosinsky, quien le dedicó el Concierto Misterio o La RFG, le prestó atenciones para el registro Os sons esquecidos.

    Las tocatas de de corna, se escuchaban en arreglo de C.Vázquez, quedándose A. Saavedra otras tres piezas bajo el título de Armenia, que para el intérprete, pocos lugares del mundo reflejan tantos matices como la antigua Armenia, cuna de civilizaciones y paso entre Europa y Asia. Es el duduk su instrumento más emblemático, capaz de trasmitir la emoción sin filtro y de poner voz a un código musical que sintetiza el encuentro entre dos mundos. Oriente y Occidente en un verdadero crisol de culturas. Costa Atlántica- Matthiew Ward, puso voz en canto, un estilo de folk singer, para la pieza con tal título- resume en su conjunto una amalgama de cuernos de pastor, gaitas, bombardas o instrumentos de la edad de bronce- una genuina banda sonora-, El Karnyx resulta una forma de trompa céltica con recursos de reclamo para una tropa enardecida, en una especie de llamada bélica, entre las tribus célticas. Una representación se encuentra en un caldero encontrado al norte de Jutlandia , en 1891 y que se conoce como caldero de Gundestrup

    Una primera parte con clásicos barrocos desde una suite tomada en préstamo de la ópera de Haendel Alcina, aludiendo a ese mundo de fantasía de maga seductora y cruel y que tuvo continuidad en The Fairy Queen, de Henry Purcell, con algunos fragmentos escogidos. La Reina de las hadas, espectáculo representativo del estilo semiópera en la que maneja bastantes de los elementos utilizados anteriormente en otros trabajos para la escena. En su fundamento, la imaginación del texto realizado por E.Settle, que nos lleva al Shakesperare de A Midsummer Night´s Dream. Se trataba de cuadrar mundos imaginarios desde aquellos inabarcables ancestros en los que se expresaban los sonidos por descubrir y el espacio de las mitologías que han servido a los compositores líricos que no dudaban en recurrir a ellas, para recrear un imaginario tantas veces al borde de lo puramente irracional, necesario para arropar libretos y argumentos que resultarán una constante a lo largo de los siglos.

    Paul Daniel, se decidió por explicar en un par de trazos, esas fantasías que recreaban en recurrencia esos aspectos que, bastantes veces, desbordan al aficionado por sus complejas tramas. También Jean Philippe Rameau, en parecida selección a partir de Dardanus, las llamadas Tragedias Líricas, en las que recibiría el apoyo de Jean-Joseph Le Riche de La Pouplinière, quien le encargaría la dirección de la orquesta que acababa de fundar. Dardanus (1739), es punto de continuación con respeto a Hipolyte, sobre un libreto confiado a Charles-Antoine Leclerc de La Bruère, que curiosamente sería motivo de permanentes sarcasmos, por la sobresaturación de imágenes dentro de una fábula heteróclita. De nuevo una exhibición de grandes fastos versallescos, en el desarrollo de nueve actos completos que no gozaría de un estreno afortunado. Unas oberturas de puro encadenamiento al estilo de suite, en despliegue de danzas características como preámbulo. San Martiño Pinario, al igual que otros templos de acogida para ofrecer conciertos, como suelen escogerse para ciclos y festivales, no deja de someterse a condicionantes insalvables, que en gran medida podrá constatarse en vivo y al natural. Marco incomparable/acústica mejorable, pero de ello dependemos a la hora de ubicar a los instrumentistas, en esa búsqueda de un equilibrio necesariamente compensado. Una realidad en la que las pequeñas formaciones camerísticas, sale mejor paradas con garantías seguras.

    Ottorino Respighi en una obra resultona como Gli Ucelli (Los pájaros), suite para pequeña orquesta, de quien se maneja a gusto en otras como Las fiestas romanas o La Boutique fantasque, un ballet para Leónidas Massine. En esta oportunidad, recurre con soltura a piezas para el teclado de compositores del XVII y del XVIII, a los que concede un libre vuelo imaginario, aludiendo al mundo de los pájaros, en los que asoman detalles de Bernardo Pasquiini o el celebrado Jean Philippe Rameau. Un verdadero alarde del dominio del pastiche.

    16 jul 2021 / 02:46
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