Rearme ideológico chino
CHINA aparece cada vez más como un gigante económico y tecnológico de primera magnitud y sus pretensiones indican que quiere extender su esfera de influencia a todo el Mundo con especial énfasis en África y América Latina, donde crecen sus inversiones económicas. Sus pretensiones indican que quiere colocarse como único interlocutor mundial de Estados Unidos a un nivel de igualdad y por encima del resto de países incluyendo la Unión Europea y Rusia. La pandemia ha puesto de manifiesto alguno de sus puntos débiles como es la sanidad
China, si quiere ser alternativa al Mundo Occidental y en especial a Estados Unidos, tiene que competir no solamente en el terreno económico y militar sino también en el ideológico y por ello las autoridades chinas intentan inculcar determinadas ideas y pensamientos que se puedan ver como una ideología a contraponer a la occidental basada en los tres valores de la ilustración o del cristianismo, a saber, libertad, fraternidad e igualdad.
Las autoridades chinas son conscientes que a estas alturas no pueden resucitar al comunismo, aunque sí coger lo que es más conveniente para sus objetivos y fundirlos con las grandes tradiciones del pensamiento chino, especialmente el confucionismo.
Un estudio de lo que enseñan a sus niños y adolescentes en la escuela indica que dos de los fundamentos del confucionismo, la justicia y la armonía, son ampliamente divulgadas con énfasis no solo como acerbo cultural del pueblo chino, sino como manera de confrontarla a la libertad, genuinamente occidental y básica en el cristianismo original.
Según sus propósitos, de la armonía se deriva el orden, orden que debe regir en todas las relaciones en la sociedad, y para que exista ese orden es necesario que se impongan unas normas, de la misma manera que la armonía en la naturaleza es porque existe un orden, unas leyes naturales impuestos. Obedecer a ese orden es imperativo y no necesita mayores explicaciones.
De esta manera se consigue una sociedad más sana que la occidental, que está corrompida como lo muestran la incidencia de las drogas, la violencia existente y otras manifestaciones.
En Occidente deberíamos explicar muy bien a nuestra sociedad, y pedagógicamente a nuestros adolescentes, en que consiste la libertad, que desde luego no tiene nada que ver con hacer lo que le apetezca a uno en un momento, ya sea una persona, un grupo o un país.
Como cuenta Cervantes en El Quijote es un bien preciado que muchas veces cuesta mucho mantener. Basta mirar alrededor y ver a muchas personas esclavas del dinero, del trabajo, del prestigio o de su inteligencia.