Recuperar el aliento
LA canciller alemana, Angela Merkel, definió 2020 como el año que vivimos “sin aliento” como consecuencia de la pandemia del COVID-19 que ha cambiado la fisionomía del mundo, y advertía en su mensaje de Fin de Año que la situación se mantendrá durante buena parte de 2021, con las restricciones sociales y la guardia alta para evitar nuevas olas de contagios, hasta que la vacuna que ha comenzado a administrarse a los ciudadanos europeos permita poner sordina a la crisis histórica que se ha vivido.
La lucha contra la pandemia y el efecto de las vacunaciones masivas permitirá recuperar el aliento para afrontar un nuevo año que ha llegado cargado de incertidumbres, la primera la administración del brexit que ha dejado al Reino Unido fuera del club al que perteneció durante 47 años. Londres tendrá que gestionar la nueva situación que las élites conservadoras crearon hace cuatro años con el referéndum con el que han recuperado una soberanía que tampoco tendrán en plenitud porque la globalización se ha parado, pero no se detiene.
La segunda situación que permitirá recuperar el aliento es el comienzo del mandato de Joe Biden como presidente de Estados Unidos para dejar atrás la hégira de Donald Trump, que ha motivado que se vivieran sus cuatro años también sin aliento, pendientes de sus tuits y de sus iniciativas descabelladas con las que trataba de conseguir y a veces lograba poner patas arriba el orden mundial.
El nuevo presidente de Estados Unidos, demócrata, representa un soplo de esperanza que habrá de concretarse con sus medidas que es esperable que supongan revertir algunos de los desmanes que ha causado Trump tanto a nivel interno como internacional, con la vuelta de Estados Unidos al multilateralismo. El populismo conservador que tanto ha crecido en los últimos tiempos se ha quedado sin su principal referente.
Trump se va, pero también lo hará Angela Merkel, con lo que se pierde a la líder europea que ha encarnado la acción política sensata, y que deja como su mayor obra en esta crisis socioeconómica su impulso al Fondo de Recuperación Europeo por valor de 750.000 millones de euros, un cambio radical con respecto al austericidio que impuso tras la crisis de 2008.
China, una vez superada la pandemia en su territorio, continuará con el impulso a la guerra comercial que mantiene con el resto de las grandes potencias para conseguir la preeminencia y ponerse a la cabeza de todas ellas, mientras que Rusia sigue embarcada en una nueva guerra fría de baja intensidad con Vladimir Putin en plena maniobra para mantenerse en el poder hasta 2036.
América Latina seguirá siendo un territorio convulso. Argentina no acaba de superar la crisis económica, Chile está inmerso en una reforma constitucional, la decepción con el presidente mexicano López Obrador es cada vez mayor y Nicolás Maduro acaba de terminar el año en Venezuela con una nueva farsa electoral, mientras la oposición sigue dividida.
Y a todo este panorama es preciso añadir la amenaza del terrorismo yihadista, y la situación en el Próximo y Medio Oriente para cuyos problemas no acaba de verse la solución, y donde el movimiento de cualquier pieza hace contener la respiración.