Retos de Zelenski
LA cumbre entre la UE y Ucrania celebrada en Kiev ha supuesto para Volodímir Zelenski un soplo de aire fresco, y un nuevo jarro de agua fría para Vladímir Putin. Aun así, son muchos los retos que tiene Zelenski. La invasión rusa de Ucrania por el este es el más evidente; y tiene difícil solución, pues no será fácil ver capitular a ninguno de los contendientes. Hacia el oeste, el líder ucraniano habrá de convencer a Europa de que es un socio digno de ayuda y admisión en la UE. Sabe bien el mandatario que Europa y Estados Unidos lo miran con lupa; y que la duración de la guerra, y la complicada situación económica en Occidente, están desgastando a sus “aliados”.
La OTAN y la UE cada vez tardan más en atender las peticiones de Ucrania; e incluso se producen titubeos y desacuerdos internos. La demora en el envío de tanques era esperable, al igual que ahora lo es la insistencia de Kiev en reclamar también aviones de combate, y hasta misiles de largo alcance. Era de prever. De lo contrario, ¿cómo esperaban los europeos y la OTAN que podría proteger el Ejército ucraniano los Leopard, sino con ayuda balística y de la aviación? La guerra ha entrado en una nueva fase que unos y otros habrán de calibrar con cautela, pues las amenazas de Putin aumentan, y la posibilidad de un ataque nuclear puntual y táctico semeja cada vez más real e inminente.
El líder ucraniano seguirá necesitando ayuda armamentística, sí; pero también política, diplomática y económica. Sin embargo, esta ayuda estará cada vez más fiscalizada; y Zelenski habrá de ser capaz de dar buena cuenta de sus acciones y decisiones. Es ahí donde se está topando con un problema añadido debido a los males endémicos que lastran a su nación. Deberá reformar su sistema judicial, y las leyes que protegen a las minorías del país. Y, sobre todo, tendrá que intensificar la lucha contra la corrupción. Entre sus asesores, en ministerios como el de Defensa o el de Infraestructuras, e incluso en la Oficina Fiscal, ya se han producido redadas, registros y ceses.
Oligarcas aparte, parece increíble que, en plena guerra, mientras los soldados dan su vida por el país, y la población sufre el miedo, la escasez y la muerte, haya quien piense en lucrarse y malversar la ayuda que Ucrania tanto necesita. Está en manos de Zelenski corregir esta plaga. No debe temblarle el pulso a la hora de castigar a los corruptos. Pero tampoco debemos los aliados permitir que los árboles no nos dejen ver el bosque. Y el bosque es una población malherida. Si proliferan los árboles, si trascienden noticias sobre corrupción, es porque se están identificando y penalizando a los corruptos. Por mucho que nos pueda escandalizar, es sintomático y encomiable que Zelenski también sepa combatir con valentía en los frentes que tiene abiertos en su propia casa.