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Rosa Montero y los cuerdos de atar

    ESTUVE con Rosa Montero frente al mar. En los últimos años nos hemos encontrado algunas veces, aquí y allá. Recuerdo a aquella Rosa de sus comienzos (ya había comenzado mucho antes, en realidad, pero hablo de cuando empezó a hacerse una autora conocida y celebrada por los lectores). Me eduqué periodísticamente en sus entrevistas, diferentes a cuantas he leído. Supongo que esas entrevistas también construyeron su literatura, y su personalidad, porque en Rosa Montero hay mucho de intercambio psicológico, o, como decirlo, de conexión mental, de viaje hacia el otro.

    Si viene a Coruña, pide habitación con mar. Luego fotografía desde la ventana, cuelga las fotos, dice: “estoy aquí”. Hace años, en este mismo lugar, pasó un tipo haciendo kite surfing, volando como Superman. A Rosa le pasan unas cosas muy increíbles, porque es propensa al asombro, es capaz de mirar por debajo de la puerta de la realidad, por esa rendija, y al otro lado hay, ella lo sabe, lo que no te esperas. Le gustan los científicos, no cree en la división entre ciencias y letras, estudió Psicología para ver si estaba loca.

    Está la Rosa Montero de las novelas, de la ciencia, de la ciencia ficción, de Philip K. Dick (que también sale en este libro, naturalmente), está su pasión por la mente y los lados oscuros, y los lados brillantes, porque no todo es oscuro, y también sus novelas-ensayo, o lo que sean, como es El peligro de estar cuerda (Seix Barral), justo la novela que nos ha traído aquí, al lado del mar. “Me interesa mucho la neurología, que está en su mejor momento. No he parado de leer, aunque de todo esto ya había leído mucho. Y luego he buscado aquellos autores que han estado más o menos cerca de la locura (me acordaba de unos cuantos, pero no de todos) y sí, también he metido un poco de ficción, que es la parte más verdadera. Porque para mí lo real y lo imaginario están fundidos, no se pueden separar. Así que con todos estos ingredientes compuse el libro. No sin antes sentirme desolada, porque tenía ante mí un bosque impenetrable de datos. Lo que pasa es que, si sabes seguir la música, a veces los libros te llevan. Los libros a veces se ordenan a sí mismos. Y seguí la música y finalmente pude atravesar al bosque”, me dice.

    El peligro de estar cuerda es un formato literario difícil de describir. Escrita como una novela, indaga en los locos que en el mundo han sido. Y parte de la propia autora, que tuvo sus episodios de pánico, al menos en tres épocas diferentes de su vida. “Lo que sucede es que lo raro es lo normal, y lo normal es lo raro”, explica. “Cuando alguien viene y te dice ‘yo es que soy muy normal’, mejor echarse a temblar”.

    Por supuesto, la relación entre locura, desequilibrio, impostura y literatura es uno de los grandes temas de este libro. No sólo entramos en muchas vidas, desde Emily Dickinson a Virginia Woolf, sino que entendemos el porqué de los procesos creativos, las puertas que dan acceso a los lugares de la imaginación, el sueño, la pesadilla, la mentira (esa gran materia de la literatura). Pero también la verdad. Y luego, ese corolario, aquella entrevista con Doris Lessing, publicada en El País en 1997, tan hermosa. Allí se alumbran ya muchas de las cosas que aparecen en este gran libro.

    21 may 2022 / 01:00
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