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de concellos (I)

    EN preocupación que le honra y que además se convertirá en centro de discusión política y social, el presidente del Club Financiero de Santiago, Roberto Pereira, acaba de resucitar con un encendido comentario en la revista de abril de la entidad que preside el particular Guadiana de la fusión del concello de Santiago con los de su periferia, que el lugar común de los convencionalismos circunscribe específicamente a Teo y Ames, sin que se sepa muy bien por qué solo éstos y no, por continuar la interrelación invocada y la necesaria reflexión sobre el ordenamiento territorial, Oroso, Brión o Boqueixón, por citar otros.

    Cuantas iniciativas se llevan hecho en Galicia en torno a la necesidad de fusión de los concellos parten, casi todos ellas, del simplismo que supone quedarse en el dedo que señala las negativas consecuencias en vez de elevar la vista a donde apunta sobre las verdaderas causas. Así, se fusionan concellos por la conveniencia agregadora de población y sus favorables consecuencias –desde la economía de escala a las ayudas en financiación pública– obviando que la raíz del problema está en la continuada pérdida de población y que olvidarlo es tanto como iniciar el largo camino de una interminable superposición de fusiones en la misma medida en que la persistente despoblación va dejando pequeñas las integraciones que se van cerrando.

    También en el caso de las ciudades más pobladas de Galicia y su conveniencia fusionadora se invoca como una de las razones la necesidad de agregar población sin pararse a reflexionar que la misma trae causa, caso palmario de Compostela, de una parálisis demográfica en la que algo de culpa tendrán las políticas municipales que se muestran incapaces a lo largo de décadas de revertirla frente al crecimiento demográfico que sí se da en esa periferia que se pretende absorber, más que integrar.

    Integrar. ¡He aquí el problema! También aquí se parte del abordaje de las consecuencias en vez de hacerlo desde las causas. Se busca la fusión para compartir –y, lógicamente, abaratar– servicios y evitar duplicidades, pero no se afronta el problema real de cómo dar solución a la actual situación de un urbanismo claramente discriminatorio en función de rentas económicas y que no hace sino acentuar los procesos de suburbanización y contraurbanización que Carlos Ferrás Sexto, geógrafo de la USC, denomina como nuevas formas de urbanización desconcentrada sobre el hinterland rural de las ciudades y que por ello mismo requieren una atención especial en materia de planificación territorial y demográfico-social. La demandan los impactos sociales, políticos y culturales que sobre la sociedad tendrá este creciente y desorganizado proceso de suburbanización, más vigente aún tras el covid-19.

    Los experimentos, aconsejan los expertos, con gaseosa. Y la gaseosa de las fusiones pasa, quiérase o no, por el más conveniente y demorado camino de ir desandando inercias a través de experiencias mancomunadas que ayuden a ir conformando esa conveniencia que, nadie oculta, aportan las fusiones. Hacerlo sin abordar las causas que la reclaman no es más que un imperdonable derroche.

    16 may 2022 / 00:00
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