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Sumando milagros

    ANTEAYER, gracias a la labor desinteresada de la asociación de Radio Taxi de Santiago, dos pequeños milagros de nuestra ciudad se dieron la mano en una de esas iniciativas que, sin salir en los medios ni acaparar titulares, acaban poniendo el verdadero acento a la Navidad allí donde corresponde.

    Fue en la rúa Torrente, donde el hermoso barrio de Conxo pierde su nombre o, quien sabe, tal vez lo gane. Fue en una humilde calle de nuestra ciudad, que brilla con nombre propio por estas fechas gracias a la labor artesanal que Paco Otero mima desde hace ya cuarenta años. Y es que mil figuras, herencia de aquel belén que su padre comenzó a construir con singular cariño en las casas viejas de San Caetano treinta y siete años antes, allá por 1946, dibujan cada invierno una pequeña ciudad de Belén en nuestra querida Compostela.

    Resulta hipnótico traspasar el artesonado de la puerta y dejarse imbuir por las estampas vivientes que, a modo de christmas, se suceden. Porque en cada misterio de barro, yeso, madera, serrín, terracota y musgo, el corazón de Paco nos inunda de ternura, cariño y vida.

    El pasado martes, a eso de las seis y media de la tarde, un ejército de taxis estacionaron frente al Belén. Amablemente, cada uno de los taxistas abrió la puerta de sus vehículos y ayudó a bajar de su interior a quienes los ocupaban. El de aquella tarde, sin duda, era un servicio muy especial. Pilita, Asun, Marta, Ángeles y todas y cada una de las internas del Cottolengo del Padre Alegre no son unas visitantes cualesquiera. Ellas son la alegría permanente, el agradecimiento continuo y la cercanía constante. Lo saben bien quienes las visitan. Pero también quienes tienen el honor de recibir su visita de vez en cuando. Quizá por eso, aquella tarde, el Belén de Paco resplandecía con una luz singular.

    “¡Enhorabuena por esta obra de arte al servicio de todos!”, escribió una en el libro de visitas mientras salía. “Es una suerte tener en Santiago un Belén como este”, escribía otra al marchar. “Gracias por mantener la ilusión de la Navidad en estos tiempos tan malos”, escribió una tercera. Y con cada mirada, con cada gesto, con cada sonrisa Paco sentía el deseo de poder agrandar cada centímetro cuadrado de su obra para poder regalar todavía más felicidad a todas y cada una de aquellas extraordinarias mujeres.

    A veces la Navidad obra el milagro. Y otras veces los junta para crear momentos increíbles llenos de magia.

    29 dic 2022 / 01:00
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