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Todos perdemos

    SE veía venir. Pasamos de una inflación en agosto de 2021 al 3,30% a una del 10,5% solo un año después, un porcentaje que solo los ciudadanos mayores de 38 podrían recordar en un contexto donde la moneda oficial era la peseta, aún tardaría dos años la entrada en la Unión Europea y solo tres años antes hubo un frustrado golpe de estado.

    Por eso el 14 de septiembre el Banco Central Europeo subía el tipo de interés al que presta a los bancos al 1,25%, tipo que desde 2011 no se recordaba y tras un largo período iniciado en 2016 al 0%. Los estados de la UE de la zona euro renunciaron al principal instrumento de política monetaria para combatir la inflación, delegando sus competencias. Las derivadas en el descontrol de los precios son múltiples. Veamos las que afectan a los consumidores ahorradores y a los endeudados.

    El bono español a 10 años pasa de un tipo del 0,33% en septiembre de 2021 al 2,910% en la actualidad. Su homónimo alemán, pasa de tipos negativos a anotar el 1,743%. La consecuencia es que la prima de riesgo crezca de 65 a 116 puntos básicos en el mismo período y que la financiación de la deuda pública, de 1,45 billones de euros (117% del P.I.B.), se encarezca significativamente al vencimiento de las emisiones antiguas que han de renovarse al no disponer de recursos para su amortización.

    En un principio los ahorradores por fin verán retribuidas sus imposiciones a plazo fijo, las mismas que desde hace una década apenas devengaban intereses. Además, en el período no había alternativas para los que tenían mayor aversión al riesgo, pues los fondos de inversión de renta fija presentaban rentabilidades negativas e, incluso, los que se aventuraban en renta variable tampoco obtuvieron rendimientos acordes al riesgo asumido.

    Pero el aumento de retribución es más aparente que real. El aumento de la inflación a tasas de dos dígitos no solo anula el aumento de retribución, sino que implica que los ahorros acumulados, en términos reales, cada vez sean menores.

    Por el lado contrario, los consumidores endeudados, mayoritariamente a tipos variables revisables anualmente para compra de vivienda, habrán visto como el Euribor a doce meses pasó en solo un año de un tipo negativo del -0,49% al último del 2,223%, lo que implicará que paguen una media de 200 euros más al mes por la cuota de su préstamo hipotecario. Por lo tanto, también les afecta negativamente la subida de precios.

    En definitiva, la lucha contra la inflación es prioritaria. Perjudica a la deuda pública, los ahorradores y los prestatarios, segmentos que, de uno u otro modo, comprenden a la práctica totalidad de la población.

    27 sep 2022 / 23:43
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