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Trías

La divuLa divulgación científica, y, por supuesto, la que atañe al resto del conocimiento humano, suele, si se hace con cuidado, ser fascinante. Ahora mismo me vienen a la memoria varios ejemplos de libros firmados por grandes investigadores que, además de serlo, eran también comunicadores brillantes. Recuerdo, por ejemplo, uno realmente revolucionario, El gen de la esperanza, debido a los prestigiosos Jean Dausset (que ya tenía un Premio Nobel antes de escribirlo) y Daniel Cohen (que, aparte de especialista en ADN, era un pianista más que prometedor y que acompañó en un Téléthon, programa con fines benéficos, a la feérica soprano Barbara Hendricks, de la que comentaba emocionado: “Y al final del recital, me dio dos besos...”). Ahí se relata cómo comenzó, en un wáter en desuso de la Sorbona, una de las gestas mayores de nuestros tiempos: el proyecto de Balizamiento del Genoma Humano. Otro libro angular, y, por cierto, ampliamente conocido por todos, es La clave secreta del Universo, de Stephen y su hija Lucy Hawking, que nos revelaba, con una gracia muy especial, ciertos secretos insondables del Cosmos. Por cierto: aquí, unos cuantos tuvimos oportunidad de comentarlo con sus ilustres autores cuando vinieron a Compostela. Pero podríamos seguir. Desde el prolífico Isaac Asimov al entrañable Eduard Punset...

ECONOMÍA PARA TODOS

El mayor de nuestros divulgadores en Economía es, seguro, Fernando Trías de Bes. Lleva desde 2004 publicando cosas fundamentales, como, en ese mismo año, La buena suerte (a medias con Álex Rovira), premiado como mejor libro del año... en Japón, ni más ni menos. O El hombre que cambió su casa por un tulipán, premio Temas de Hoy en 2009, que nos contaba la historia de la primera burbuja inmobiliaria. O Mil millones de mejillones (de 2010, e ilustrado por el simpático Toni Batllori, de El Jueves). Pues bien. Ahora mismo, Espasa acaba de sacar a la luz Una historia diferente del Mundo, subtitulado Cómo las emociones y los instintos determinan el funcionamiento y el devenir de la Humanidad. Es algo, les juro, absolutamente notable, lúcido y maravilloso. Y, como siempre, con gran sentido del humor. En poco más de 300 páginas, nos demuestra la relación de las emociones humanas (“El ser humano ha conectado emociones e instintos con necesidades sociales...”) con la evolución de la economía y de la sociedad. Nos relata cosas como que el falsificador es el ladrón más justo de todos, o que la propiedad privada la inventó el Estado, o que el intercambio es un seguro contra la venganza, y que apareció para evitar la sangre... O sea: totalmente imprescindible, oigan...

20 sep 2021 / 01:00
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