Un científico discreto: D. Juan Varela Gil (1887-1969)
Miembro de la segunda generación de una saga de patólogos que llega hasta nuestros días, D. Juan Varela Gil es quizás el más desconocido.
Su padre, Ramón Varela de la Iglesia (1845-1922), catedrático de Fisiología e introductor de la Histología en Santiago, y su primo Manuel Varela Radío (1873-1962), eran destacados científicos y hombres de la JAE en Compostela.
Médico y Farmacéutico
En el archivo histórico de la USC consta que estudió Medicina entre 1904 y 1914, y Farmacia entre 1924 y 1943. Se doctoró en Madrid, en 1915, con la tesis: Sobre el valor y la significación de la reacción de Wassermann bajo el punto de vista de su importancia clínica. Introdujo este importante medio diagnóstico de la sífilis en Santiago, en una época en que la enfermedad era muy prevalente y no había llegado la era antibiótica, aunque sí el salvarsán de Ehrlich.
Posgrado en el extranjero
El expediente de Varela en el archivo de la JAE (147/71) son 87 páginas que recogen todo tipo de gestiones para disfrutar de becas en Alemania, Francia y Suiza. No procede extenderse en tan prolija documentación, que abarca 22 meses entre 1915 y 1918, considerando la dificultad de trabajar en una Europa en guerra.
De ella, podemos concluir que realizó en Suiza estudios de Anatomía patológica macroscópica y microscópica, general y especial y Serología. En Zurich estuvo dieciséis meses asistiendo al curso de Anatomía microscópica normal de los aparatos circulatorio, respiratorio, digestivo y genitourinario, dados por el profesor Ruege, director del Instituto de Anatomía. En el Instituto de Anatomía patológica trabajó dos semestres como asistente voluntario del profesor Busse, a las lecciones diarias de Patología general y especial.
Participó en la labor docente práctica de Histología patológica y demostraciones, explicando al grupo de alumnos que le correspondía las preparaciones asignadas. Hizo 260 autopsias cuyos protocolos se coleccionaron en el Instituto de Anatomía Patológica de Zurich, llevando un registro diario de las piezas de estudio. Su labor de investigación propia consistió en cultivo de tejidos en vivo, según el método de Carrel (Premio Nobel 1912), de los que sería precursor en España, haciendo un estudio, del que envió trabajo con dibujos y microfotografías a la Junta.
En el semestre de verano se trasladó al Instituto de Anatomía cerebral de Constantin von Monakow (1853-1930) donde estudió Embriología y Anatomía e Histología normal del sistema nervioso central, por considerarlo esencial para el estudio de la Anatomía Patológica del mismo.
Los seis meses últimos los dedicó al Instituto de Higiene y Bacteriología, del profesor Silberchmidt, con estos estudios: Sobre la inmunidad; Diferentes posibilidades de la acción antitóxica; Estudio experimental de la acción directa de la toxina sobre la antitoxina; Análisis de Ehrlich de la toxina; Medida del valor de la toxina y la antitoxina; Unión química de la toxina y reacciones diversas: de aglutinación, bactericidas y de desviación del Complemento.
Laboratorio en la Clínica de Baltar
Varela Gil nos cuenta sus inicios como especialista, en un homenaje a Baltar Cortés, en la Revista Médica de Galicia de mayo-junio de 1965.
Refiere cómo, dado que, antes de terminar la carrera, en 1912-1914, había permanecido dos semestres en la Universidad de Heidelberg, al lado de eminencias como Ernst, Krehl, Kossel, Siebeck y Dungern, le manifestó don Ángel «un vehemente deseo» de contar con un laboratorio en su sanatorio, que había fundado con Varela Radío en 1908.
D. Ángel le explicó su proyecto y puso todos los medios económicos que necesitaba. Habilitaron un magnífico local bien dotado. Fue el primero de su género de Galicia, orgullo de Baltar, que era lo primero que enseñaba a las visitas y donde se realizaron los primeros hemocultivos. Realizaba análisis histopatológicos para el sanatorio y para las salas de San Valentín y San Cosme (de hombres y mujeres) del Servicio del Dr. Baltar del Hospital, así como las de Santa Ana y Santa Rosa de tocoginecología de Martínez de la Riva y Varela Radío.
En la línea de su tesis doctoral, también se llevaron a cabo las primeras reacciones serológicas para el diagnóstico de la Sífilis, desde que en 1906 se comunicaron los trabajos de Wassermann, Neisser y Bruck, fundados en los experimentos de Bordet y Gangou.
Baltar, hombre inquieto y entusiasta, visitaba frecuentemente el laboratorio, interesándose por todo tipo de pruebas y por implantar las novedades científicas útiles en este campo.
Instituto de Biología Médica de Santiago
No extraña pues que, cuando puso en marcha el Instituto de Biología Médica de Santiago que, en 1931, estaba en la Rúa del Villar, 42, la complejidad de actuaciones científicas que realizaba en el mismo fuera notable. Así, dividía su actividad en siete secciones: Análisis del metabolismo basal, bacteriología y serología; Vacunoterapia, Histopatología, Rabia, Hematología y Microscopía y Química clínica.
Según el profesor Novo González, en su necrológica, Varela comprendía la Anatomía patológica como servicio a la clínica sin dejarse sugestionar por ella, veía las preparaciones, hacía una hipótesis diagnóstica, valoraba la historia clínica y, por último, el diagnóstico definitivo, preciso, imaginativo, pero sin fantásticas hipótesis ni olvidando las limitaciones del método morfológico, cuando el microscopio electrónico no había llegado y las técnicas bioquímicas y enzimáticas se iniciaban.
En las Jornadas Médicas de Vigo de 1931 se adelanta, en 25 años, a lo que Luckes y Butler definirán en 1966 como el tipo de esclerosis nodular de la Enfermedad de Hodgkin.
Está considerado uno de los primeros hematopatólogos de España. Su legado ha sido continuado por su hijo Ramón Varela Nuñez, catedrático de Anatomía Patológica de Cádiz (1961-1965) y Santiago (1965-88), y nieto Juan Varela Durán, catedrático de Anatomía Patológica de Oviedo (1996-1998) y Santiago (1998-act.).