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Un Jácome astronauta

    QUIZÁ un destino en los emiratos, tal vez dirigiendo una televisión local asociado a algún emir audiovisual. O sino un puesto en el consejo de una de esas grandes empresas que dan refugio a políticos desafortunados, o en un bufete de nombre linajudo especializado en administración local. O director general de la tele gallega, si el titular de ahora lo deja, y se busca a alguien con sobrada experiencia en el medio. ¿Una embajada? Es algo muy socorrido en estos casos, si bien habría que encontrar alguna situada en un país que no pueda tener conflictos con España; Nueva Zelanda, sin ir más lejos. Tampoco habría que descartar, si fuera posible la mediación del ministro Pedro Duque, una recomendación para ir a la estación espacial.

    ¿Qué hacer con Pérez Jácome? El peor enemigo es aquel para el que no hay un puente de plata. Ourense es una capital que tiene varios y hermosos pero no es imaginable que por alguno de ellos transite el alcalde camino del exilio. Cualquiera de las posibilidades citadas sería una buena salida para el regidor atrincherado en la alcaldía pero todas requieren tiempo, y además sería necesario que él quisiera y eso no está nada claro. Su última alocución no es la de alguien dispuesto a rendirse, sino la de un resistente hasta las últimas consecuencias.

    Cuando surge un personaje de este tipo en la política suele olvidarse que no hubo engaño por su parte. Siempre fue así. Pérez Jácome no es un doctor Jekyll que de repente se transformase en Hyde, no es un politico convencional al que el poder haya trastornado, no hay en él un comportamiento esquizofrénico que lo haga pasar de la calma a la turbulencia. Es alcalde de la tercera ciudad de Galicia gracias al PP que se alió con él, a los compañeros de Democracia Orensana que se aferraron a su carisma para llegar al poder, y a los numerosos votantes que tuvo. Sobran rasgamientos de vestiduras. Admitamos que en su día fue para muchos la respuesta local a las carencias de los partidos clásicos, y para otros el peaje para conservar el poder provincial. Su ascenso tiene una causa, unos impulsores y colaboradores.

    Al igual que Trump, el Jácome de la Casa Blanca. Salvo en el pelo hay un montón de similitudes entre ambos líderes mundiales. American First y ourensanismo a tope, agresividad verbal, búsqueda constante de enemigos, acciones sorpresa, relación turbulenta con sus colaboradores y sobre todo transformación de sus partidos respectivos en su finca particular porque ya no hay un Partido Republicano al margen de la voluntad de Trump ni una Democracia Orensana más allá del capricho de Jácome. El partido son ellos y quien no lo vea así es un traidor al que hay que desterrar a las tinieblas. Aparte de la cuestión capilar, la gran diferencia es que uno tiene las elecciones cerca y el otro años todavía por delante, por lo que no se debe descartar sin más la posibilidad de que el regidor, tras una tenaz resistencia, recupere los apoyos perdidos y todos tan contentos.

    El que resiste, gana, decía Camilo José Cela basándose en la experiencia. Podemos tener alcalde para rato si no prospera antes alguna de las posibilidades apuntadas al principio. La más segura para todos, por la lejanía, es la de convertirlo en el primer ourensano en el espacio.

    13 sep 2020 / 00:30
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